Avelino Fernández, conocido como “el Rilu”, tenía un don fundamental: ser buen paisano. Un vecino apreciado por todos los que lo conocieron y en los que dejó profunda huella por lo mucho que trabajó en beneficio de Meres, su pueblo de adopción durante buena parte de su vida, donde ha dejado recuerdo indeleble. Las fiestas de la Virgen de la Cabeza son quizás su obra más querida, pues no en vano fue su impulsor clave, la persona en torno a la que se unieron cientos de lugareños y colaboradores para poner en pie una romería indispensable en el calendario regional. Ayer fue el primer día del festejo, con ciclismo y comida vecinal, y, como no podía ser de otra forma, estuvo dedicado a “Velino”, fallecido en el año 2019.

Participantes en la ruta ciclista celebrada ayer en Meres. | L. P.

Decenas de vecinos y su extensa familia, compuesta por nueve hijos y un buen número de nietos, se unieron para rendir un emocionante homenaje a quien “ha sabido hacernos continuar, fomentando la fraternidad, el trabajo codo con codo por el bien común”. Su hija María, en representación de la familia, fue la encargada de dirigirse a los asistentes para recordar que “este campo de la capilla de la Virgen de la Cabeza era uno de sus lugares favoritos para rezar, para ver a las cigüeñas y para escribir cartas, porque le encantaba dedicar comentarios y felicitaciones”.

Ayer, fue precisamente él el destinatario de las líneas sentidas de los suyos, los que quisieron dejar constancia de “cómo todos nuestros recuerdos nos llevan al cariño que dispensaste a tus hijos”, de cómo “demostraste con palabras y hechos el valor de la amistad y la generosidad en todas las circunstancias y el respeto a hacia cada uno de los que nos rodean, escuchando siempre y sin juzgar nunca”, demostrando que “ser feliz conlleva esfuerzo, colaboración y respeto”, enumeró María Fernández, provocando el llanto entre muchos de los asistentes al homenaje en el prau de la fiesta.

En él, a un paso de su amada capilla de la Virgen de la Cabeza, permanece desde ayer y para la posteridad una placa en recuerdo de “el Rilu”, erigida gracias a la colaboración de la Sociedad de Festejos, la Junta del Santuario, el párroco, la Asociación de Vecinos y la de Jubilados de Meres. No dudaron, como hubiera hecho “Velino”, en arrimar el hombro de forma colectiva.

“Fue la persona más generosa que conocí, la más desinteresada en lo material, porque quizás sabía que su reino no era de este mundo. Fue un gusto trabajar con él, alguien que generó miles de anécdotas”, señaló, por su parte, el presidente de la asociación vecinal, Eduardo Martínez, a la sazón cuñado de Avelino. Una persona, en definitiva, que, como indicó su hija María, “hizo que nos sintamos orgullosos de ser lo que somos”.