El Carmín más esperado no defraudó a nadie. Los vecinos de Pola de Siero lo dieron todo para mantener alto el listón de su romería después de tres años sin el festejo. Y los de fuera también disfrutaron de lo lindo llenando los praos de La Sobatiella. La música, los cánticos y la alegría inundaron la gran jira campestre de Asturias, con la sidra y las tradicionales meriendas como protagonistas. Había muchas ganas, es lo que repetían como un mantra los polesos y eso se notó ya durante el día, con los establecimientos hosteleros llenos. Una hora antes de la partida del desfile festivo, los polesos ya llenaban las aceras esperando el inicio de la fiesta, que llegó con charangas y la animada peña "Los Cascaos". "Ganas había muchas, vino la Pola entera", celebró José Ángel Díaz.

Los polesos se echaron a la calle para vivir el Carmín. "¡Sí, sí, sí, esto es el Carmín!", coreaban al unísono mientras recorrían el centro de la Pola, entonando también el "Asturias patria querida". Nadie faltó a la cita con las meriendas y la sidra en La Sobatiella porque todos estaban aguardando el día con ansias, marcado en rojo en el calendario. "Es algo que no nos puede faltar; estuvimos tres años sin él, como creo que pasa en todos los pueblos con sus juergas, y teníamos ya muchas ganas de estar aquí y hay que celebrar que venimos los mismos amigos, gracias que no falta nadie", dijo Pachín Vicentiz, conocido como "Pachín de los Alpes".

VÍDEO: El Carmín más esperado desborda La Pola

VÍDEO: El Carmín más esperado desborda La Pola Sara Arias

El Carmín fue multitudinario pero no tanto como en ediciones anteriores, apreciaban los polesos. "No está siendo masivo, está comedido y la gente va entrando poco a poco; pero está todo el mundo muy animado y se nota que hay muy buen ambiente", destacó la vecina Estefanía Quidiello. Para algunos polesos este fue su primer Carmín sin padres. "Es un día muy especial y, de momento, lo estamos pasando genial", afirmó Diego Fernández rodeado de sus amigos.

También fue la primera vez para muchos de los llegados de fuera de Asturias. Incluso del extranjero. El irlandés, Adam Monghaman, estaba encantado con la sidra "sobre todo" y con la comida casera, pues en su país es más habitual "comprarlo todo": "Es perfecto y fantástico", añadió. También los hay que llevan años acudiendo al Carmín con amigos polesos, y sin fallo desde que se estrenaron en la fiesta, como es el caso de Diego Carretero: "En León no hay nada ni parecido, pero a mí que la gente se junte en un prau a comer y beber, a conocer gente y disfrutar en verano me parece algo espectacular". "Para repetir", añadió su compañera, Miriam Martínez, que sí se estrenaba en la romería polesa.

El Carmín de este año ha sido el del reencuentro. La vuelta a la normalidad de la romería del verano en la Pola atrajo también a los que viven fuera de su pueblo, que no se lo quisieron perder. "Tenía muchas ganas de estar aquí con la familia y los amigos, para los que vivimos fuera, el Carmín es el momento del año", explicó Beatriz González. La fiesta, de gran arraigo entre los polesos, significa también, en muchos casos, "el pistoletazo de salida del verano, es el día en el que empezamos las vacaciones", apuntó Patricia Martínez, a quien lo que más le gusta de la romería es que "se junta gente de todas las edades".

Además, la organización funcionó. Los caminos marcados por la Sociedad de Festejos favorecieron la movilidad de los romeros, vestidos como manda la tradición: de blanco y con pañuelo azul atado al cuello. También se usaron los puntos de recogida de basura y el personal que trabajó limpiando. "Ya hacía falta que se incidiese en eso, a ver si entre todos conseguimos que esté más limpio", opinó el poleso, Juan Muñoz. El Carmín volvió por todo lo alto; una fiesta que, en la Pola, "es un sentimiento", resumió Sergio García.