Que un par de cardenales bendigan a la multitud con pistolas de agua, mientras decenas de aldeanas corren despavoridas, sólo puede suceder en verano y en una fiesta de pueblo. Concretamente en la de Viella (Siero), donde grandes y pequeños disfrutaron este sábado de una de las tradiciones más concurridas de sus fiestas: la de salir disfrazados a pedir agua por las calles del pueblo, en una mojadura que duró más de una hora y que acabó con los participantes listos para escurrir.

La batalla acuática. | L. P.

La temática de este año, como señaló Silvia Gutiérrez, de la Asociación de Festejos Viella en Fiestas, fue la romería, tras dos ediciones de suspensión del festejo por la pandemia. Así que muchos decidieron trabajarse los disfraces con esmero. En el caso de Gutiérrez, las amigas se enfundaron en trajes de botellas de sidra, porque "no puede haber nada mejor para una fiesta y, al final, es a lo que viene todo el mundo, a comer, a beber y a pasarlo bien", aseveró.

Otros apostaron por el traje regional, con falda, dengue, chaleco y montera incorporados. Eso sí, de material plástico para protegerse de la mojadura. Hubo hasta una carroza de cartón que representaba a la iglesia parroquial. Para que no faltara detalle, un ramu. El de Marga Fernández, que marchó enfundada en panes y chorizos hechos con globos y porexpán. "Se me ocurrió que era lo más típico de una romería y aquí estamos", explicó antes de salir en desfile portada por varias aldeanas.

Como en toda celebración con procesión incorporada, no se podía prescindir de la representación religiosa. Corrió a cargo de los dos "cardenales" que dirigieron la marcha. "Hay mucha gente y es un gusto volver a celebrar la fiesta", subrayó uno de ellos, Diego Álvarez.

Los vecinos se emplearon a fondo para que nadie se quedara sin su ración de agua. Desde jardines y ventanas, a calderazo limpio, con manguera, pistolas o globos, la tarde quedó a remojo. Ya para la noche, repuestos de tanta diversión acuática, más de 500 personas iban a compartir mesa y mantel en una corderada de récord, otra de las citas indispensables de una fiesta que, aunque pocos lo saben, se remonta a hace más de cien años y es de las más veteranas de Siero.