Máximo del Río García, último responsable junto a su familia del popular establecimiento poleso Bodega de Máximo, falleció ayer a los 60 años de edad. Su pérdida ha causando una honda consternación en la capital sierense, donde era una persona muy apreciada tras muchos años en uno de los negocios con mayor solera de la localidad.

El fallecido pertenece a una saga con orígenes leoneses pero asentada en la capital sierense desde hace cinco generaciones, las mismas que ha visto pasar un negocio que es una institución local. Aunque el establecimiento fue adaptándose a los tiempos, siempre permaneció en manos de la misma familia. La hoy Bodega de Máximo se inauguró como tal en 1976, pero décadas atrás había sido, con otro nombre, almacén de vinos y coloniales. Luego fue restaurante, tal y como llegó hasta el momento.

Además de por la Bodega de Máximo, la familia es conocida porque la matriarca, la pintora María José García, «María José Siero», también recientemente fallecida, fue durante años profesora de dibujo en la Pola. A finales del año pasado, justo antes de la muerte de la artista, esta relataba junto a sus hijos para LA NUEVA ESPAÑA la historia del emblemático local poleso, uno de los que acogía a cientos de jóvenes en aquellos multitudinarios domingos de la Pola que comenzaron a ser famosos a finales de los años 80 del siglo pasado.

El fallecido, presente en aquella conversación con su madre, recordaba entonces esta y otras épocas del negocio que han conocido varias generaciones de polesos. Deja viuda, Nieves Roces, y dos hijos Máximo y Pablo, que se dedican a la abogacía profesionalmente.