La tradición también es cosa de familia: María del Pilar García enseña a pintar a sus sobrinas Cloe Casquero y Daniela García

La artesana lleva 37 años en el mercáu poleso y en la elaboración de piezas en casa también participan otros miembros, como la abuela Celsa Sandianes

Por la izquierda, María del Pilar García Sandianes, con sus sobrinas Cloe Casquero y Daniela García, mostrando algunas de sus obras.

Por la izquierda, María del Pilar García Sandianes, con sus sobrinas Cloe Casquero y Daniela García, mostrando algunas de sus obras. / L. R.

Lucía Rodríguez

En la tercera planta de un edificio próximo al Parque La Habana, en Pola de Siero, lleva cumpliéndose durante toda la Semana Santa una tradición familiar que se repite cada año por estas fechas. María del Pilar García Sandianes, que desde hace 37 años participa en el Mercáu de los Güevos Pintos polesos, enseña ahora la técnica a sus sobrinas, Daniela García y Cloe Casquero, de 16 y 11 años de edad, respectivamente.

"Yo empecé cuando tenía doce años, con una tía abuela de mi padre que se llamaba Carolina, la del xilgueru, que fue la que me enseñó lo básico", explica la artesana. Sin embargo, "cogí mucha técnica en las clases que impartía Azucena Noval, una figura muy importante en esta festividad, ya que introdujo numerosas innovaciones, entre las que destaca la utilización de la tinta china".

Con los años, García Sandianes fue probando múltiples técnicas, pero siempre manteniendo la tradición de dibujos asturianos y dichos populares. Y es que para ella, que se dedica profesionalmente a la restauración de muebles antiguos, "esta fiesta se basa en la tradición y, aunque hay que adaptarse a los tiempos y tener un poco de todo, no pueden faltar los güevos que hagan alusión a personajes o escenas típicas asturianas, como se ha hecho desde los inicios".

Algunos de sus trabajos más novedosos fueron "las lámparas de huevos de avestruz pintados a óleo, el güevín peregrín, en homenaje al camino de Santiago o los dedales de güevinos pintos". Sin embargo, en su puesto en el mercáu no pueden faltar los rincones de la Pola.

Pero la artesana no está sola. A la luz del fluorescente de la cocina, "que es la mejor luz para pintar", la acompañan cada tarde sus sobrinas. Una de ellas, Daniela García, explica que es "algo que siempre vi en casa y me llamó la atención". Ella se encarga de las decoraciones con escudos de equipos de fútbol y las imágenes de Pinón y Telva. Su prima Cloe Casquero no se queda atrás. Empezó hace un año a colaborar con las decoraciones y es la encargada de "los güevos con motivos infantiles". Entre ellos destacan sus diseños de "Pepa Pig", Bluey", "Stich". Pero hay uno que sobresale por encima de los demás: "Este año, no podía faltar el pitufo gruñón", admite, mientras los colorea en un huevo de oca.

Y como las cosas se disfrutan más en familia, la abuela, Celsa Sandianes, es la que se encarga de tejer las cestas de mimbre para los huevos. Además de ellas, su hermana, Milena, es la responsable de aprovechar el vaciado de los huevos. "Nos pasamos quince días comiendo todo lo que se pueda imaginar a base de huevos, desde fritos, hasta repostería como bizcochos o flanes y, como no, tortillas", explican.