El colegio de Carbayín Bajo dobla la matrícula en cinco años y se asegura la pervivencia

El centro, con once alumnos, ganará tres estudiantes el curso que viene y tiene un programa pionero de intercambios con la Pola

Arriba por la izquierda, Paula Alonso, Azahara Dual, Samanta Huelga, Eva Fernández y Paula Gómez. Sentados, delante, Jacobo Vázquez con Iván Dual y Amira Huelga, en la biblioteca del centro.| L. P.

Arriba por la izquierda, Paula Alonso, Azahara Dual, Samanta Huelga, Eva Fernández y Paula Gómez. Sentados, delante, Jacobo Vázquez con Iván Dual y Amira Huelga, en la biblioteca del centro.| L. P. / Luján Palacios L. Palacios,

Luján Palacios

La historia del colegio de Carbayín Bajo (siero) está marcada desde hace años por la escasez de alumnos, cuando en su día el centro, en tiempos del auge de la actividad minera en el pozo Pumarabule, llegó a sumar más de un centenar de escolares. El cese de la actividad extractiva trajo consigo un lento declive, que le llevó a tocar fondo hace un par de cursos, con apenas siete niños. Pero gracias a su tenacidad y a la llegada de nuevos moradores a las viviendas de la zona, han conseguido lo que parecía un hito: doblar matrícula en un periodo de cinco años.

Este curso cuenta en sus aulas con un total de once alumnos y tres profesores, y para el próximo mes de septiembre darán la bienvenida a tres nuevos estudiantes. Con ello, han conseguido dar la vuelta al declive, aunque, por ley, con tres niños el colegio seguiría abierto". Lo explica el director del centro, Jacobo Vázquez, que lleva cinco años en el cargo y es un firme defensor de las escuelas pequeñas, de esas en las que todos saben de todos, en las que, además de maestros, hacen papel de padres y madres porque la relación es tan estrecha que casi parece que están en casa.

La situación ha empezado a mejorar con la llegada de algunas familias que deciden comprar vivienda en Carbayín porque los precios son más bajos que en otras zonas del concejo. "Tienen a mano todos los servicios, en una zona rural y cerca de todo", razona el director. Una de esas familias aportará uno de los nuevos alumnos, al que esperan con los brazos abiertos para compartir juegos y enseñanzas en un entorno privilegiado.

Porque en este colegio nada es ordinario y, para muestra, por ejemplo, la biblioteca y aula de lectura del centro. Los pequeños se sientan en hamacas para leer a gusto sus libros preferidos, de manera que "parece que estamos en Hawai", afirma Vázquez. Tampoco es raro que sean los alumnos de más edad los que echen un ojo a los pequeños cuando los docentes tienen que hacer algún recado, y la comunicación entre todos siempre es fluida.

Además, el centro es pionero en Asturias con un programa que ellos mismos han diseñado y que se titula "Cole grande, cole pequeño". Se trata de facilitar la inmersión gradual de sus alumnos de cara al instituto y consiste en enviar a los escolares de sexto curso a uno de los colegios de la Pola, en este caso el Celestino Montoto, para estudiar con ellos un día al mes. "Así se acostumbran a estar en una clase con muchos alumnos y van haciendo amigos para pasar a Secundaria más arropados", expone Vázquez, encantado con el resultado.

Este año han mandado a su única alumna de sexto, que ha compartido un jueves al mes con los chavales de la Pola, y que incluso se irá con ellos de viaje de estudios a Madrid. La idea lleva ya en marcha unos años y ha dado "muy buen resultado". "Cambian de etapa con gente conocida y no supone un cambio tan grande", afirma el director.

Pequeñas tretas para seguir resistiendo desde la zona rural, a las que se suman muchas otras ventajas, como la disponibilidad de medios materiales. "Tenemos la suerte de que podemos comprar todo lo que necesitemos, cada alumno tiene un Ipad nuevo, hemos comprado un teclado para música y tenemos pizarras digitales", enumera Vázquez.

Paula Gómez, con su diploma, en el campeonato de España.

Paula Gómez, con su diploma, en el campeonato de España. / Luján Palacios L. Palacios,

Paula Gómez, una gimnasta en la élite que lleva el nombre del centro por toda España

A colegio pequeño, grandes logros. Ese podría ser el lema de la alumna Paula Gómez Jardón, que se dedica a la gimnasia rítmica y ha conseguido hacerse con su quinto campeonato de Asturias en la modalidad infantil de forma consecutiva. La semana pasada compitió en el certamen nacional en Castellón y consiguió un cuarto puesto que le supo a gloria, porque, como explica junto a sus padres, David Gómez y Lara Jardón, "había mucha competencia, 170 gimnastas, las mejores del país". Ante todas ellas se batió la joven vecina de Carbayín, escolarizada en el centro desde los tres años y que ha contagiado a los compañeros con su pasión. "En el patio siempre está ensayando y haciendo piruetas", relatan sus maestros. La suya es una historia de gran sacrificio, con desplazamientos diarios desde Carbayín para entrenar cuatro horas al día, de lunes a sábado, con el Club Gimnasia Siero y con María José como mentora. Cada día en un sitio diferente, va rotando, de La Fresneda a la Pola o Lugones. A ello se suman las jornadas de competición y los desplazamientos por España, con lo que "estamos todo el día de un lado para otro". Con el mérito añadido de que "es una de las mejores alumnas que hemos tenido, de sobresaliente", afirma el director, Jacobo Vázquez. "Empezó en la disciplina a los seis años porque la hermana mayor también la hacía, y le gustaba, así que la apuntamos", indica la madre. Fue el inicio de una gran pasión que ha llevado a Paula a pensar en un futuro laboral vinculado a la gimnasia, como profesional o como entrenadora, y con el reto por delante de cambiar de categoría el próximo año. Irá al instituto a la Pola, pero promete no olvidarse de su colegio.