La inscripción funeraria romana de Paredes refuerza la colección del Museo Arqueológico de Asturias

La revisión de los yacimientos del Inventario Arqueológico de Siero permitió hace algo más de tres años descubrir en el correspondiente a la Villa de Paredes, en Lugones, una inscripción funeraria romana que hasta el momento había pasado desapercibida al estar empotrada en uno de los muros de una construcción destinada a taller. Eso sucedió entre 2020 y 2021, pero no ha sido hasta ahora que la pieza ha pasado a formar parte de la colección permanente del Museo Arqueológico de Asturias. Ayer fue presentada en un acto presidido por la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, junto a otros dos hallazgos de enorme valor patrimonial. Se trata de ajuar de la tumba de la necrópolis de la iglesia de San Pedro de Vigaña (Belmonte de Miranda) y un tremís (o moneda de oro) de Recaredo I encontrado en el Castillo de Gauzón (Castrillón).

La inscripción hallada en Siero está grabada sobre un bloque de arenisca ferruginosa y corresponde a un epitafio de un individuo llamado Camulo Vigano, fallecido a los 22 años de edad. "Es una pieza sencilla, de dimensiones reducidas. No es un lápida que haya sido tallada con el objetivo de contener un epígrafe, es una pieza reaprovechada. Creemos que puede ser una basa o una imposta", explicó el arqueólogo Adrián Piñán.

Su origen estaría en la cercana villa de Paredes, "pues la inmediatez a la necrópolis tardorromana del mismo nombre, vinculada con la misma villa y datada entre los siglos IV y V d.C.", ha llevado a los investigadores a relacionarlo con ella.

Las otras piezas presentadas durante la jornada de ayer, y que junto a la inscripción permitirán reforzar el área dedicada a la Tardoantigüedad del museo, son un ajuar y un tremís (moneda de oro). Todas ellas fueron localizadas hace más de una década. El primer descubrimiento tiene su origen en las investigaciones arqueológicas realizadas en la aldea de Vigaña, en Belmonte de Miranda. Entre los objetos recuperados destaca una espada de un solo filo con su funda, la primera de esta características que se ha descubierto en Asturias.

La moneda de oro, por su parte, fue localizada en Castrillón. Las investigaciones realizadas han permitido saber que fue acuñada cerca de Casaracosta, en Zaragoza, y su particularidad más destacada es que presenta una "S" retrógada en la leyenda del anverso, lo que la convierte en un ejemplar inédito.

Incorporar estas piezas a la colección permanente del museo no habría sido posible sin la labor, muchas veces poco reconocida, de arqueólogos e investigadores. Un trabajo que ayer la consejera de Cultura quiso poner en valor. "Conocer estas piezas en todas su extensión implica que hay profesionales que dedican muchas horas de su vida a la investigación, a la colaboración con otras instituciones para desarrollar un trabajo riguroso y poder llegar a unas conclusiones. Eso implica mucho trabajo detrás, que es la parte que no vemos", afirmó.

Esta labor, reconoció, necesita el apoyo de las instituciones y de los propios museos. Es por eso que uno de los grandes retos de esta legislatura será la elaboración de la nueva ley de equipamientos museísticos de Asturias. La normativa permitirá adaptar estas instituciones a los nuevos tiempos, incorporando la sostenibilidad y la diversidad como principios fundamentales de su desarrollo, y reforzando la coordinación entre los distintos centros de la región.

Por su parte, la directora del museo, María Antonia Pedregal, aprovechó la presentación para destacar también todas las actividades que se vienen desarrollando en los últimos años en el museo y resaltó la necesidad de contar con más trabajadores para poder seguir sacándolas adelante.