Madrid siempre sorprende, agrada y mueve, y hace que todos , de vez en cuando, según las aficiones o intereses , acudamos allí, por diferentes motivos; ya para visitar a nuestros hijos, las “leyendas urbanas” de finales de los 90, que ahora, por trabajo , amor o mera subsistencia afincan en la ciudad, y hacen que esta crezca anualmente en más de 30.000 personas; ya por diferentes aficiones o causas: exposiciones, ferias, teatros, fútbol, consultas, moda… Y lo más frecuente que se junten ambas motivos, como me pasó a mí esta semana, que además de visitar a mi familia, deambulé por la 44 Edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, ubicada en el célebre Paseo de Recoletos y frente de la terraza del Café Gijón. Y fui en busca de algún imposible y lo logré.

Con esa intención salí de la Estación de Renfe en Oviedo el pasado lunes, a las 10.19 horas, de la mañana de un soleado 9 de mayo- Día de Europa y día en que Putin celebra el Día de la Victoria con el fiasco de la guerra contra Ucrania - y después de los retrasos de rigor al subir el Pajares y la imprevista y larga parada a la entrada de Chamartín, llegué a destino una hora después de lo contratado y prometido, a las cuatro de la tarde, no a las tres. Iba pertrechado de los periódicos del fin de semana aún no leídos, pero el espectáculo que ofrecía la naturaleza al subir las ramplas de Pajares y alrededores hacían innecesaria la lectura. Bastaba mirar, observar, ver la naturaleza en auge, con fuerza, con esplendor y reconocer que vivimos en pleno Paraíso, aunque, a veces, no lo apreciemos. Una vez en León, la meseta, el paisaje llano, inmenso de Castilla, en el que eras y cielo se funden en un abrazo en la lejanía cercana, y donde la lectura inacabada es aperitivo y postre para llegar a Madrid. Y por cierto en esa lectura descubro que Siero está  entre los cinco municipios de más de 50.000 personas de más baja natalidad, de los 152 existentes en España, con un porcentaje de 4,68 nacimientos cada mil habitantes , cuando la media española es del 5,25.

Ya en la capital, lo sabido: prisas , ruidos , bocinas , alojamiento y repuestas las fuerzas, nuevamente en marcha, en este caso a pie y a una hora prudente- pues hace mucho calor- rumbo al Paseo de Recoletos y mientras algún que otro puro aromatiza la terraza del Gijón,  uno inicia su singular aventura en busca del libro tesoro que no es otro que “La Nueva vida de Pedrito Andía”, del autor Rafael Sánchez Mazas, uno de los mejores narradores del siglo XX y en particular este libro una de las mejores novelas que he leído, y que por motivos desconocidos había desaparecido de mi biblioteca particular.

El lunes fue un día de otear, de vislumbrar , de ir escogiendo las piezas, pero no aparecía la joya deseada. El martes se duplicó la insistencia, surgieron otras piezas interesantes, pero la deseada, no. En ese buscar y rebuscar surge la figura injustamente olvidada de Armando Palacio Valdés y alguna de sus obras como “Novela de un novelista” “Riverita” o su “Testamento Literario”, “José" y en una esquina de un quiosco especializado un edición del Quijote para niños, con ejercicios fonéticos incorporados.

El miércoles 11, después de la tensa, desagradable e infecunda sesión del Congreso ,con pancartas en los exteriores de “militares que pedían mejores retribuciones” o de familias que denunciaban el timo de las renovables, y mientras  en Roma el Papa Francisco en su tradicional Audiencia General nos  invitaba a dejar una herencia de “bien”, no de bienes, yo volvía a la Feria , en mi última tentativa,  - por la tarde regresaba a Asturias- y he aquí  que ,como suele decirse.  el que la sigue la consigue y en caseta de literatura genérica y adaptada a todo tipo de bolsillos, la editorial Austral, la de mis tiempos jóvenes, me ofrecía por la módica cantidad de 3,5 euros la ansiada pieza de “La nueva vida de pedrito Andía” , de Rafael Sánchez Mazas .¡Albricias! El esfuerzo mereció la pena. Pero no fue este el único logro o pieza que traje de Madrid, también los versos de León Felipe que en su “Antología rota” nos dice:

“El viento es un exigente cosechero:

El que elige el trigo, la uva y el verso…

El que sella el buen pan,

El buen vino

Y el poema eterno..”

 A Madrid se puede ir por muchos motivos... Mi viaje ha sido rápido y breve, pero fructuoso, cumplí los objetivos: estuve con los míos, encontré   mi libro preferido y versos desconocidos. Está semana como tantas otras, para mí , tiene forma de libro y más después de escuchar al sacerdote, en la misa de esta tarde en la iglesia de san Félix de Valdesoto, la del santo con la rueda de molino,  por el eterno descanso del padre José Manuel Rodríguez, cartujo durante 71 años, que Dios puede estar escondido, pero no mudo, que bastar escuchar atento su Palabra, el Evangelio.