Una Universidad en la encrucijada, con muchos problemas encima, pero un futuro apasionante. LA NUEVA ESPAÑA ha vuelto a reunir a rectores y ex rectores de las universidades españolas en un encuentro ya tradicional en Ribadesella para reflexionar sobre los nuevos tiempos, sus posibilidades y sus peligros. Vicente Gotor, Juan Vázquez, Rafael Puyol, Salvador Ordóñez y Manuel Villa Cellino participaron en la tertulia, a la que no pudo asistir -aunque sí cumplió con el rito de la foto frente a la playa de Santa Marina- Gregorio Peces-Barba por un doble compromiso.

BOLONIA

El proceso Bolonia o la adaptación al Espacio Europeo de la Educación Superior (EEES) es uno de los grandes retos de la Universidad española. Lograr una verdadera convergencia en Europa requiere, en primer término, cumplir determinados objetivos operativos y académicos, entre los cuales destaca la adopción de una estructura de estudios comparable en los distintos países europeos, basada en la existencia de dos ciclos: estudios de grado, conducentes a una enseñanza profesional, y de posgrado, conducentes a una enseñanza de ámbito profesional más especializada.

El impulso de títulos comunes que faciliten la entrada y salida en el sistema universitario europeo que se propugna en el marco del EEES se ha visto reforzado por la iniciativa Campus de Excelencia Internacional con la que fue reconocida la Universidad de Oviedo a finales del año pasado.

Su rector, Vicente Gotor, está seguro de que, en adelante, cualquier avance en este sentido deberá ir ligado a la colaboración entre universidades. Incluso entre públicas y privadas, matiza el ex rector de la Universidad Antonio de Nebrija, Manuel Villa Cellino. «Está claro que vivimos una nueva etapa, pero yo mantengo una desconfianza tremenda entre lo que se legisla y lo que luego se hace. Se ve con Bolonia», subraya Juan Vázquez. Una opinión que lleva de nuevo al debate entre públicas y privadas. La falta de profesorado en las primeras hace imposible ir a grupos de menos de 100 alumnos en muchos casos frente a los objetivos de Bolonia, que propugna clases más participativas y tutorías personalizadas.

«Yo soy apóstol de Bolonia, pero, ¿cómo voy a hacer tutorías con grupos de 250 alumnos?», se pregunta Vázquez. «Pues en la Nebrija se está haciendo. Por cada hora y veinte de clase, sólo la mitad contempla lo que llamamos lección magistral», confirma Villa Cellino. Dos realidades distintas que para Gotor responden a la mayor agilidad en la gestión que presentan los centros privados.

Más problemas. El cambio de naturaleza en la relación entre grado y posgrado, el exceso de didactismo en el proceso y la ausencia de financiación externa han colocado contra las cuerdas a muchos rectores. «Lo de Bolonia a coste cero es imposible. Nos ha llegado en el peor momento», dice Gotor. Vázquez coincide con Salvador Ordóñez en su preocupación acerca de otro de los retos del Espacio Europeo: el diseño de títulos. «Se ha hecho mal el grado, y enfocado mal el posgrado, pero estoy seguro que con el uso se ajustará», afirma el máximo responsable de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

¿La solución? Puyol echa en falta universidades de ámbito nacional -al margen de la Universidad Menéndez Pelayo y de la UNED- para que el Estado pueda desarrollar una verdadera política universitaria. El que fuera rector de la Complutense de Madrid cuestiona, además, la escasa especialización de la oferta académica para lograr cumplir con el objetivo de formación continua a lo largo de toda la vida (long life learning).

BOLONIA EN ASTURIAS:

A partir del 27 de septiembre, la institución académica asturiana iniciará las clases del primer curso con todos sus estudios orientados a Bolonia y completado el proceso de reestructuración de centros que ha permitido erradicar la duplicidad de estudios en diferentes campus y optimizar recursos en áreas comunes.

En el ecuador de su mandato, Vicente Gotor hace balance positivo de estos dos años. «Nos ha tocado vivir una época de grandes cambios, pero hemos sido valientes y se ha trabajado mucho», afirma. Una de las piezas clave de esta etapa ha sido el reagrupamiento de centros: «Fue una idea radical, pero necesaria» (y también arriesgada, matizó Gotor), y que resultó más fácil de canalizar a través de los objetivos del programa Campus de Excelencia. En el capítulo de las fusiones, destaca la labor realizada para lograr la integración de todas las escuelas de Ingeniería de Gijón en la nueva Politécnica.

«Desde la distancia, la Universidad asturiana tiene una buena imagen, consolidada y madura», comenta Ordóñez. El que fuera rector de esta institución hasta 2008, el allerano Juan Vázquez, incide en su carácter como «universidad vetusta, que no quiere decir vieja, sino que ha vivido mucho».

Lo dice con conocimiento de causa sobre los problemas surgidos en algunos campus. Cita el caso de Gijón, «donde la propia gente del campus vio la conveniencia de permanecer en la Universidad de Oviedo» frente al episodio vivido en Alicante, donde una escisión de varias facultades llevó a crear una universidad distinta con las mismas titulaciones que la primera. «Desgajarse suele crear problemas complejísimos», advierte Ordóñez.

OFERTA Y DEMANDA (GRADOS Y POSGRADOS):

Bolonia no ha hecho más que empezar, pero algunos ya exigen depurar el sistema. Al menos, en lo que respecta al diseño de títulos. La estructura básica comprende tres etapas diferenciadas: un grado de cuatro años que habilita para el ejercicio de la profesión, un posgrado especializado que permite profundizar en determinados ámbitos del grado y un doctorado que se presenta como «bisagra» de los espacios europeos de educación superior e investigación.

Rafael Puyol sostiene que con las nuevas titulaciones pasa lo mismo que con la nueva cocina: «El escritor Raúl Guerra dice que lo mejor de la nueva cocina vasca es lo que queda de la antigua». Uno de esos híbridos singulares es la mezcla de Filología Románica y Podología. Y va a más. Se estima que con Bolonia se han acreditado en España 2.700 grados universitarios. «Es excesivo y me temo que el mercado acabará con algunos», advierte Juan Vázquez.

El rector de la Universidad Menéndez Pelayo cree que todavía se está a tiempo de enfocar mejor los posgrados hasta el 2025 o 2030 que será cuando los nuevos grados dominen sobre el sistema actual, pero advierte de que combinar diferentes cosas en la primera etapa universitaria «es empezar la casa por el tejado». «El posgrado es lo que nos distingue como Universidad», defiende el rector de la institución asturiana.

El siguiente desafío es concitar esa nueva realidad académica con las leyes de la oferta y la demanda. En 2000 se examinaban de la PAU en Asturias unos diez mil jóvenes, de los que entraban en la Universidad de Oviedo ocho mil. Ocho años después acudían a las mismas pruebas unos cinco mil, pero entraban en la Universidad asturiana cinco mil cien. Algo está cambiando. El dato lo apunta el experto en demografía Rafael Puyol: «Desde el año 2000 el número de estudiantes universitarios caía, pero este próximo curso hay indicios de que va a subir. En junio se cubrieron todas las plazas en algunas universidades madrileñas. Quizás está influyendo la crisis, que igual en esto tiene un efecto positivo». Con una segunda variable: crece también la presencia de universitarios en los ciclos superiores de FP en busca de una enseñanza más práctica. «Tenemos que captar las señales de la demanda universitaria», reflexiona Vázquez, que juzga «inaceptable» que todos los años se queden fuera unos mil aspirantes a Medicina.

Gijonés, de 65 años. Ocupó la vicepresidencia de la CRUE cuando el también asturiano Juan Vázquez era «rector de rectores». Es catedrático de Geografía Humana. En 1995 llegó al Rectorado de la Universidad Complutense de Madrid, cargo en el que permaneció hasta 2003, donde ejerció como director del departamento de Geografía General, vicedecano de la Facultad de Geografía e Historia y vicerrector de Ordenación. Es presidente del patronato del Instituto Empresa (IE).

Nació hace 63 años en Calatayud (Zaragoza). Es doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Zaragoza. Desde 1983 es catedrático de Química. Fue director de Química Orgánica e Inorgánica en la Universidad de Oviedo, donde también fue vicerrector de Investigación entre 1996 y 2000. En abril de 2008 tomó el relevo del allerano Juan Vázquez al frente de la institución académica, lo que le sitúa como el más reciente de la cumbre académica de Ribadesella.

Madrileño, aunque ligado a los descansos estivales en Asturias desde hace más de tres décadas. Cumplidos 72 años, es un habitual del almuerzo de rectores en Ribadesella organizado por LA NUEVA ESPAÑA, aunque un segundo compromiso coincidente con esta fecha le obligó a reducir la tertulia con el resto de cargos académicos. Catedrático de Filosofía del Derecho ha sido impulsor de la Universidad Carlos III de Madrid, de la que fue su primer rector hasta 2007. Fue uno de los siete padres de la Constitución española y presidió el Congreso.

Ligado a la localidad piloñesa de Lozana, donde disfruta de las vacaciones, este asturiano de 62 años es licenciado en Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales por la Universidad de Barcelona y ha ejercido como profesor de Organización de Empresas en la Universidad Autónoma de Madrid. Entre 1995 y 2005 fue rector de la Universidad Antonio de Nebrija. En la actualidad es presidente de la Fundación Antonio de Nebrija.

Natural de Pola de Lena, de 64 años, inició su trayectoria académica en la Universidad Complutense de Madrid hasta que se trasladó a Alicante, donde ejerció como catedrático de Petrología, haciéndose cargo después del Rectorado, entre 2001 y 2004. Ha sido secretario de Estado de Universidades durante dos años y desde 2006 ocupa el cargo de rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Nació hace 58 años en Boo de Aller. Es catedrático de Economía Aplicada y en la actualidad ejerce como asesor en la evaluación de los planes docentes en Castilla y León. En el año 2000 llegó al Rectorado de la Universidad de Oviedo, cargo que revalidó en 2004 y que compaginó con la presidencia de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE). Ha sido también vicerrector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y en la actualidad ha retomado la docencia en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo.