-Desde que te fuiste a la montaña no se te ve el pelo...

Coaña está mentalmente más lejos que en el mapa y Avelino Alonso se recuerda haciendo ver a una antigua vecina suya de Soirana (Navia) que en realidad la capital coañesa está más cerca de la villa naviega que la casa de ella en las inmediaciones de Puerto de Vega. Este alejamiento, que sólo es figurado, ha desplazado las alternativas de futuro, o una porción importante de ellas, hacia el nuevo núcleo de servicios que se agrupa en el entorno de la carretera y que ha contribuido al viraje del empleo en el concejo de Coaña hacia un nuevo escenario en el que el viento sopla a favor de los servicios y la industria y en contra de los oficios tradicionales del sector primario. La Autovía del Cantábrico, lastimosamente inconclusa todavía en esta zona de la rasa costera occidental, va a morir exactamente en el polígono industrial Río Pinto, que camina por su tercera fase y ya suma 230.000 metros cuadrados, aproximadamente cincuenta empresas y bastantes más de seiscientos puestos de trabajo cuando se añaden a los directos del parque empresarial los del Hospital de Jarrio, que vive al lado del polígono y del tanatorio, la farmacia, los colegios y el resto de los servicios esenciales del concejo. Jarrio ha expandido por aquí, alrededor de la carretera y ahora de la autovía, el núcleo rural que el pueblo ha sido siempre y que aún conserva la tipología campesina, ocho grandes explotaciones ganaderas y 227 habitantes donde había 168 en el comienzo del siglo XXI. Después de Ortiguera y de El Espín y ya por delante de la capital, Jarrio ha pasado a ser en la última década la tercera localidad más populosa del concejo de Coaña.

Aunque ya haya llegado, la autovía no acaba de acabarse en el Occidente y eso duele. Los tres tramos que quedan -los de Cudillero y Otur al Este y de aquí a Tapia por el Oeste- acrecientan cierta sensación de orfandad que Luis García Iglesias, presidente de la Entidad Urbanística de Conservación del polígono Río Pinto, materializa asegurando que «en esta zona siempre estamos a la cola, discriminados. La obra iba mejor aquí que en Galicia y ya parece que se van a terminar antes los tramos gallegos que los asturianos». Contra todos esos contratiempos y en plena disputa frente a la lejanía mental de Coaña, la nueva área industrial gana un beneficio aquí que se reparte «en toda la zona», confirma García Iglesias. Río Pinto, el polígono con más superficie industrial neta del Noroccidente, no es en la práctica ni de Jarrio ni de Coaña, y el hospital tampoco, pero los edificios de construcción reciente que los rodean y las cifras del incremento de la población dan fe de que una parte gruesa del rédito sí se queda. Literalmente «pinchado» por la autovía, «debe de ser el mejor situado del Occidente», aventura José Manuel Acevedo, y por su volumen «el futuro de esta zona».

Morfológica y vocacionalmente agraria, Coaña enseña una versión del éxodo rural en la que, al decir de sus habitantes, la falta de información cohíbe la intrepidez de los posibles emprendedores y vacía los pueblos. No pasa sólo aquí, pero en el problema del campo bifurca el análisis en dos direcciones. «Es una cuestión de rentabilidad y de formación». Luis García Iglesias echa en falta una guía que oriente la actividad agraria desde las administraciones y enseñe que «hay que competir, que lo importante no es lo que se produzca, sino a qué coste y el margen comercial que se tenga. No queda gente para trabajar, porque el campo no es rentable. El monte baldío no se planta porque nadie te orienta ni te dice lo que tienes que hacer».

En la versión agraria de la pescadilla que se muerde la cola, se acaban los brazos por falta de actividad y la actividad por falta de brazos. Se da forma a la huida en busca de oportunidades y a la transformación física visible a este lado del río Navia, donde Coaña mantiene la tipología rural con menos vida y Jarrio ya son dos. El núcleo rural que se agrupa en torno a la ermita de San Esteban se complementa con la nueva zona de expansión urbana que se ha desarrollado en torno a la carretera, el polígono industrial y el hospital del Occidente.