Roma, Europa Press

La nueva encíclica del Papa Benedicto XVI, «Caritas in veritate» («Caridad en la verdad»), presentada ayer por el Vaticano, con un marcado carácter social, propugna una nueva economía de mercado basada en los principios de «solidaridad» y «confianza recíproca». El Pontífice aboga por el progreso sostenido, respetuoso con la dignidad humana, y advierte de que principios tradicionales de la ética social como «la transparencia, la honestidad y la responsabilidad no pueden ser descuidados».

«Caritas in veritate» es la tercera encíclica que publica Benedicto XVI en poco más de cuatro años de Pontificado y la primera en la que aborda temas económicos y sociales. Las dos encíclicas anteriores estuvieron dedicadas a cuestiones teológicas como la caridad, «Dios es amor», y la esperanza cristiana, «Salvados en la esperanza».

El texto, que fue firmado por el Papa el pasado 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, patrones de la Iglesia romana, se extiende a lo largo de 136 páginas y comienza con la afirmación de que «la caridad en la verdad, de la que Jesús se ha hecho testigo, es la principal fuerza propulsora para el verdadero desarrollo de cada persona y de la Humanidad entera».

La publicación de este texto llega en la vigilia de la cumbre anual del G-8, que se celebra desde hoy en L'Aquila, en el centro de Italia, en la que participarán los jefes de Estado y de Gobierno de las principales economías del mundo.

«La exigencia de la economía de ser autónoma, de no estar sujeta a injerencias de carácter moral, ha llevado al hombre a abusar de los instrumentos económicos incluso de manera destructiva», deja de manifiesto el Pontífice en su encíclica. Además añade que con el paso del tiempo «estas posturas han desembocado en sistemas económicos, sociales y políticos que han tiranizado la libertad de la persona» y, precisamente por eso, «no han sido capaces de asegurar la justicia que prometían». Aun con todo, el Papa observa que el mercado «se adapta a las configuraciones culturales que lo concretan y condicionan». Por lo tanto, afirma, lo que ha fallado no es el mercado en sí mismo, sino las «referencias egoístas» que lo han regido durante demasiado tiempo.

Benedicto XVI apela a la «solidaridad» y a «la lógica del don» en las relaciones mercantiles. De hecho, según el Pontífice, la gratuidad está en la vida de las personas de muchas maneras, «aunque frecuentemente pasa desapercibida debido a una visión de la existencia que antepone a todo la productividad y la utilidad».

En cualquier caso, el Papa anima a la comunidad internacional a afrontar la situación con «confianza y esperanza», ya que, en cierto sentido, la crisis se convierte en una oportunidad para llevar a cabo la «renovación cultural» y el «redescubrimiento de valores de fondo». El Papa manifiesta que «urge la presencia de una verdadera autoridad política mundial que se atenga de manera coherente a los principios de subsidiariedad y de solidaridad», y para ello defiende una «urgente» reforma de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

En «Caritas in veritate» el Pontífice habla de la globalización. «Oponerse ciegamente» a este fenómeno, opina, «sería una actitud errónea, preconcebida, que acabaría por ignorar un proceso que tiene también aspectos positivos». Si bien, teme que «si se gestiona mal» en lugar de una redistribución de la riqueza puede «comportar una redistribución de la pobreza».

Afrontar el problema del desarrollo controlando la natalidad, como los países que obligan a las mujeres a abortar, es objeto de crítica por parte del Pontífice, que también se reserva unas líneas para lamentar el «desencanto total» que provocan los avances genéticos.

Papel de la Iglesia

«La Iglesia (...) no pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los estados. No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia».

Sindicatos

«(...) los gobiernos, por razones de utilidad económica, limitan a menudo las libertades sindicales o la capacidad de negociación de los sindicatos mismos».

Mercado

«Si hay confianza recíproca y generalizada, el mercado es la institución económica que permite el encuentro entre las personas (...) Hoy precisamente esta confianza ha fallado, y esta pérdida de confianza es algo realmente grave».

Empresa

«(...) se va difundiendo cada vez más la convicción según la cual la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa».

Globalización

«El proceso de globalización, adecuadamente entendido y gestionado, ofrece la posibilidad de una gran redistribución de la riqueza (...); pero si se gestiona mal puede incrementar la pobreza y la desigualdad».

Cooperación internacional

«A veces el destinatario de las ayudas resulta útil para quien lo ayuda y, así, los pobres sirven para mantener costosos organismos burocráticos, que destinan a la propia conservación un porcentaje demasiado elevado de esos recursos que deberían ser destinados al desarrollo».

Ecología

«La degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana: cuando se respeta la "ecología humana" en la sociedad también la ecología ambiental se beneficia».

El papel de la ONU

«(...) se siente mucho la urgencia de la reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional (...) Urge la presencia de una verdadera autoridad política mundial [que] debe tener la facultad de hacer respetar sus propias decisiones a las diversas partes».

Bioética

«La fecundación in vitro, la investigación con embriones, la posibilidad de la clonación y de la hibridación humana nacen y se promueven en la cultura actual del desencanto total, que cree haber desvelado cualquier misterio, puesto que se ha llegado ya a la raíz de la vida. Es aquí donde el absolutismo de la técnica encuentra su máxima expresión».