¡Qué difícil es perder kilos y qué fácil cogerlos! Por ello, una vez superada con éxito una dieta de adelgazamiento, con las privaciones que conlleva, lo menos deseable es recuperar ese peso perdido. Cómo evitar recobrar esos kilos ha sido uno de los objetivos de un estudio europeo en el que han intervenido ocho países, entre ellos España. Los resultados alcanzados demostraron que «un incremento modesto del consumo de proteínas y un descenso de alimentos que aportan energía rápidamente -los de alto índice glucémico- permiten mantener los kilos perdidos e, incluso, en algunos casos, continuar bajando de peso», señala Alfredo Martínez, catedrático de Nutrición de la Universidad de Navarra y colaborador del estudio. Dichas conclusiones, resaltó este experto, «suponen un cambio en la idea extendida de que las dietas con un contenido proteico de al menos un 30% son perjudiciales». Dicho trabajo forma parte del proyecto «Diógenes (Dieta, obesidad y genes)», uno de los mayores estudios llevados a cabo sobre dieta.

La investigación, dirigida por la Universidad de Copenhague y que analizó los hábitos alimenticios de 772 familias europeas, buscaba comparar los consejos oficiales europeos sobre nutrición con una dieta basada en la importancia de las proteínas y los hidratos de carbono para regular el apetito. Y en este sentido, recoge que dichas recomendaciones no son suficientes para prevenir la obesidad. «Nuestra investigación documenta que si las autoridades quieren prevenir la obesidad, deben recomendar a la población comer más proteínas», señaló Thomas Meinert Larsen, uno de los directores del proyecto.

Los 938 adultos y 827 niños voluntarios que participaron en el estudio siguieron durante ocho semanas una dieta con la que perdieron inicialmente un ocho por ciento de su peso; posteriormente, fueron sometidos a cinco dietas distintas de mantenimiento bajas en grasas y sin restricciones en cuanto a calorías para evaluar cuál de ellas era más efectiva a la hora de evitar la recuperación del peso perdido. Los resultados más positivos llegaron de las personas que habían seguido la dieta rica en proteínas e, igualmente, de los que recibieron una alimentación baja en índice glucémico.

Martínez indicó que no todas las calorías tienen el mismo efecto sobre el organismo y tanto las proteínas como los alimentos con bajo índice glucémico poseen un efecto saciante que ayuda a mantener la dieta en el tiempo.

Índice Glucémico:

Alto

Cerveza (110). Patatas al horno. (95). Puré de patatas (90). Patatas fritas (90). Miel (85). Pan blanco (85). Zanahorias cocidas (85). Palomitas (85). Habas cocidas (80). Calabaza (85). Sandía (75). Azúcar (70). Cereales refinados. (70). Patatas hervidas peladas (70). Colas y sodas (70). Galletas (70). Arroz blanco (70). Pasas (65). Patatas cocidas con piel (65). Remolacha (65). Confituras (65). Arroz largo (60). Plátano y melón (60). Espaguetis blancos (55). Polvorones (55).

Medio y bajo

Arroz integral (50). Guisantes en conserva (50). Pastas integrales (50). Espaguetis al dente (45). Guisantes frescos (40). Cereales integrales sin azúcar (40). Zumo de frutas naturales sin azúcar (40). Pan negro alemán, de centeno integral y 100% integral (40). Pasta integral al dente (40). Higos y orejones (35). Zanahorias crudas (30). Lácteos (30). Judías secas (30). Lentejas amarillas (30). Garbanzos (30). Frutas frescas (30). Judías verdes (30). Lentejas verdes (22). Chocolate con más del 70% de cacao (20). Cacahuetes (15). Albaricoques (15). Verduras (menos de 15).