Oviedo, P. Á.

El epidemiólogo Pedro Alonso ha sido designado «Asturiano del mes» de septiembre de LA NUEVA ESPAÑA por su exitoso trabajo para obtener una vacuna contra la malaria, una enfermedad que cada año se cobra la vida de aproximadamente un millón de personas, niños en su mayoría. La nueva vacuna podría recibir el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2014 o 2015. Si se cumplen las expectativas, podría evitar medio millón de muertes al año.

Pedro Alonso dirige el Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB), dependiente del Hospital Clínico, y es titular de la Cátedra Unesco de la Universidad de Barcelona. Aunque nació en Madrid, su familia paterna está enraizada en Asturias, concretamente en Grado. Estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid y completó su formación en epidemiología y salud pública en Londres. Numerosas investigaciones le han llevado a varios países de África. Dirige el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (Mozambique), que en el año 2008 obtuvo el premio «Príncipe de Asturias» de Cooperación Internacional.

En los últimos años, el doctor Alonso se ha convertido en uno de los principales asesores del magnate de la informática Bill Gates en lo relativo a sus acciones filantrópicas en materia de salud global.

El pasado mes de septiembre, el director del CRESIB y sus colaboradores procedieron al análisis de los datos de un macroensayo de la vacuna de la malaria llevado a cabo en 16.000 niños de siete países africanos. Los resultados fueron publicados la semana pasada en la prestigiosa revista «New England Journal of Medicine», con una conclusión extraordinariamente prometedora: la citada vacuna protege a la mitad de los niños expuestos a esta enfermedad.

A juicio de los expertos, el proyecto científico ha superado un «hito crítico» en su desarrollo con las pruebas clínicas en África. Con todo, Pedro Alonso ha efectuado dos precisiones relevantes. Por una parte, «hay que ver si la eficacia se mantiene en el tiempo o decae». Por otro lado, se impone «entender los mecanismos clave para ver por qué la vacuna funciona en alrededor de la mitad de las veces y no en el resto».

Los primeros resultados del ensayo clínico de fase III de la vacuna denominada «RTS,S» muestran que la inmunización protege en gran medida a los niños africanos frente a la malaria clínica y grave. Después de un seguimiento de un año, el ensayo, realizado en once centros de investigación repartidos por el África subsahariana, ha mostrado que tres dosis de RTS,S reducen un 56 por ciento el riesgo de que los niños sufran malaria y un 47 por ciento los casos de malaria grave. «Esta es una primera generación y no la vacuna definitiva, y el impacto final se verá en los próximos dos o tres años», sostiene el epidemiólogo de origen asturiano.