Pobre de ti, Gulliver

Se cuenta de un conocido científico que en cierta ocasión dijo: «En esta vida todo es discutible, pero las matemáticas un poco menos». Pues bien, nos gustaría parafrasearle diciendo ahora: «En esta vida todo es discutible, pero que José Luis Cienfuegos ha sido un extraordinario director del Festival Internacional de Cine de Gijón un poco menos». Y nos remitimos a los hechos: desde que en la mañana del miércoles el Ayuntamiento de Gijón anunció su miserable decisión de destituir a Cienfuegos se han sucedido decenas -si no cientos- de reacciones en todos los medios de comunicación, pero no han sido polémicas sino unánimes. Prensa escrita de orientación política variada, programas de radio diversos, todas las páginas cinéfilas y ya no digamos twitter y facebook, han coincidido en reconocer la magnífica tarea llevada a cabo durante las últimas décadas por el ex director del FICX dotando al certamen gijonés de una personalidad propia que le ha ganado el prestigio nacional e internacional sin que hasta la fecha hubiera el menor declive en el permanente crecimiento de la calidad del Festival. Incluso, en ocasiones, se ha ido más allá: no solamente el trabajo de Cienfuegos ha sido excelente sino que además ésa, justamente -aquí «justamente» significa «exactamente» y no «con justicia»-, ha sido la causa de su despido. En esta vida todo es discutible, pero las matemáticas y la labor de José Luis Cienfuegos un poco menos.

En una de sus canciones menos conocidas -«Gulliver»-, Joaquín Sabina canta: «Pobre de ti, Gulliver, pobre de ti, el día que todos los enanos unan sus herramientas y su odio no podrán perdonarte que seas alto». Y lo ocurrido no es ni más ni menos que eso. El resentimiento emocional, la incapacidad intelectual, el amiguismo más cutre... algunos de estos elementos, si no todos ellos combinados, están convirtiendo Gijón en Liliput, y la reorientación que se pretende dar a un Festival de Cine que ya estaba perfectamente orientado forma parte del plan. Alguien debería hacer llegar a los liliputienses Moriyón y Rubiera la novela de Jonathan Swift o, al menos, la canción de Sabina, para que reconsideren la injusticia personal y el ridículo que acaban de cometer con la destitución de Cienfuegos. No lo harán. Eso también es poco discutible.