De Eloy Benito Ruano dijo una vez Emilio Alarcos que era "el caballero que llegó tarde al entierro del Conde de Orgaz". La frase nos acerca al físico de un hombre elegante y buen maestro, al que sus alumnas universitarias de los años sesenta contemplaban con cierta fascinación, pero también intenta indagar en el carácter de Benito Ruano, catedrático de Historia Medieval y el hombre que creó la Facultad de Geografía e Historia en la Universidad de Oviedo y levantó la Universidad de León. Eloy Benito Ruano murió anteayer en la capital asturiana a los 92 años, y con él se va una figura universitaria y cultural de primer orden.

Su viuda, Covadonga Beltrán, recibió ayer el cariño de quienes fueron colegas de magisterio y alumnos. Se sabía que el desenlace estaba cerca. Eloy Benito Ruano, secretario perpetuo y honorario de la Real Academia de la Historia, sufría una enfermedad neurodegenerativa que evolucionó muy rápidamente en los últimos meses. En diciembre el matrimonio se desplazó a su piso de Oviedo, la ciudad que en 1964 lo acogió como catedrático de Historia General de España. Sustituyó nada menos que a Juan Uría Ríu.

En Asturias permaneció hasta 1981, año en que tomó posesión de su cátedra en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Se alejó físicamente de Asturias, pero no sentimentalmente.

La Universidad asturiana le concedió en enero de 2003 el título de doctor honoris causa en razón a su "infatigable labor de proyección científica internacional".

La mala salud le "salvó" de un disgusto inmenso: la muerte hace apenas unos días del director de la Academia de la Historia, el asturiano Gonzalo Anes. Ya no fue consciente de ella. Eran grandes amigos, una amistad cincelada en caracteres afines y en décadas de trabajo en común en la institución. Una de las sobrinas de Eloy Benito Ruano, Cristina, recordaba ayer en el tanatorio la "obsesión" de su tío por cumplir hasta el último momento con las obligaciones de secretario de la Academia de la Historia, incluso cuando su estado ya no le permitía tal esfuerzo.

En la esquela facilitada por la familia se incluían ayer dos nombres. Uno, el de Borja González, la persona que cuidó en los últimos meses a Eloy Benito. Otro, "el de su amigo Juan Ignacio Ruiz de la Peña", el discípulo que continuó su labor en la Universidad de Oviedo. Ruiz de la Peña, el profesor al que Eloy Benito Ruano le abrió puertas y le marcó camino, era ayer un hombre desolado. En 2003 fue el encargado de presentar al claustro universitario a quien iba a ser nombrado honoris causa, un maestro de grandes capacidades "que trabajó y trabajó con una ilusión y una generosidad sin límites". En aquella ceremonia, Benito Ruano hizo referencia a cuando años atrás, en 1976, le tocó ejercer de padrino de uno de los honoris causa más ilustres de la Academia asturiana: Claudio Sánchez Albornoz.

Eloy Benito permaneció en la Universidad asturiana casi 17 años, "a pesar de que tuvo muchas ofertas para marchar mucho antes", como ayer recordaba el profesor Florencio Friera. Entre las razones de tan larga permanencia en Asturias tuvo mucho que ver su segunda esposa, Covadonga, natural de Grado, y tía del poeta Fernando Beltrán.

La consejera de Educación, Ana González, calificó al fallecido como "una de las referencias de las Humanidades en Asturias". La catedrática de Lengua y Literatura Españolas Josefina Martínez se refería a "un gran amigo, una gran persona, un gran historiador y una figura clave para esta Universidad". Destacó, además, su capacidad para "crear escuela y generar decenas de discípulos".

Cristina Valdés, decana de la Facultad de Filosofía y Letras, lamenta "una pérdida irreparable" para la Universidad de Oviedo, y José Antonio Gómez, vicedecano, da su adiós "a un maestro de grandes maestros". Antonio Grabo, profesor jubilado de Filología Inglesa, se queda con la estela de "una persona muy carismática. Como profesor era un maestro, acogedor con sus alumnos, muy competente. Fue un referente en el mundo medieval".

Pero si importante fue la gestión de Eloy Benito como impulsor de la Facultad de Historia, más decisiva aun fue su labor para crear la Universidad de León. Benito Ruano ejerció de director del Colegio Universitario leonés entre 1972 y 1982, aunque lo hiciera desde la distancia a causa de su labor docente en Asturias. Aquel Colegio, en el que se podían cursar los primeros cursos comunes de Letras y Derecho, fue el embrión de la Universidad. En León funcionaban las facultades de Veterinaria y Biología, adscritas al distrito universitario de Oviedo. La Universidad leonesa se crea en 1979.

En León, Eloy Benito Ruano supo elegir a quienes le representaron en aquellos años de transición universitaria. Uno de ellos estaba ayer en Oviedo, dando el último adiós al maestro. Es el catedrático de Medieval César Álvarez, quien recuerda al fallecido como "una persona bondadosa, cercana y comprensiva". Junto a él, otra profesora clave en aquellos tiempos, la de Historia del Arte, la asturiana Etelvina Fernández. Eloy Benito Ruano fue director del Colegio Mayor San Gregorio, donde dejó impronta. Un nutrido grupo de ex alumnos pasó ayer por el tanatorio ovetense como homenaje.

El funeral se celebrará hoy, a la una de la tarde, en la iglesia parroquial de los Carmelitas, en Oviedo.