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Una de las resonancias magnéticas del nuevo HUCA.LNE

El HUCA pacifica radiología suprimiendo las pruebas que se realizaban sin médico

La gerencia del Hospital instaura una guardia "mixta" que ha reducido de 1.200 a 400 los escáneres y resonancias que estaban sin informar

El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) ha logrado pacificar, al menos por el momento, una de las áreas que más conflictos había registrado en los dos últimos años: el servicio de radiodiagnóstico. La gerencia del complejo sanitario de La Cadellada ha suprimido la realización de pruebas (escáneres y resonancias) sin la presencia de médico, una práctica que había soliviantado a los especialistas hasta límites insospechados; y, como medida complementaria, ha instaurado una guardia "mixta" que está sirviendo para reducir la bolsa acumulada de exámenes que estaban hechos, pero pendientes de ser informados por el facultativo. Llegaron a ser unos 1.200 y en la actualidad restan alrededor de 400 (resonancias en su mayoría), según explicaron a este periódico fuentes sanitarias. Una tercera fuente de discordia, la reapertura de dos máquinas en el viejo HUCA, ya ha finalizado su andadura.

La crisis del servicio de radiodiagnóstico viene de atrás. Surgió hace dos años, a raíz de la supresión de las horas extraordinarias ("peonadas", en el argot sanitario) auspiciada por el actual equipo directivo de la Consejería de Sanidad. La medida fue generando un paulatino aumento de las listas de espera, una situación debida "en buena parte a la carencia de médicos radiólogos", según los propios especialistas. En cambio, las autoridades sanitarias sostuvieron en todo momento que la dotación de la plantilla de radiólogos era más que suficiente.

En medio de esta polémica, lo cierto es que el Hospital Central llegó a sufrir una situación máximamente indeseable desde el punto de vista de la gestión: varias decenas de pacientes ingresados -incluso hasta 15 días- sólo a la espera de una prueba diagnóstica, debido al colapso del servicio.

El conflicto se llevó por delante, el pasado mes de octubre, al jefe del servicio, Serafín Costilla. Presentó su dimisión tras una larga temporada aprisionado entre las dos partes en conflicto: una, la formada por buena parte de los 38 radiólogos de la unidad; la otra, la configurada por el equipo directivo del Hospital.

Para sustituirlo fue designado, de forma provisional (se supone que la jefatura saldrá a concurso en un breve plazo de tiempo), Faustino García Arias, un profesional de dilatada experiencia que, además, preside la Asociación de Facultativos del HUCA.

La llegada de Manuel Matallanas a la gerencia del HUCA y de García Arias a la jefatura del servicio parece que ha contribuido a destensar la situación. Eso sí, con la ayuda de una medida que muy probablemente no hubiera sido tolerada con anterioridad desde la Consejería de Sanidad y el Servicio de Salud del Principado (Sespa).

Y es que la citada fórmula denominada guardia mixta es considerada en algunos ambientes sanitarios como horas extras encubiertas, lo cual contravendría la doctrina defendida hasta la fecha por el consejero Faustino Blanco y su equipo.

La guardia mixta viene a ser un refuerzo de la guardia de presencia física. Es un híbrido: incluye unas horas de estancia en el hospital, pero la noche es localizada (el médico se va a dormir a casa y debe estar localizable a través del teléfono móvil). Manuel Matallanas ha arrancado a los radiólogos el compromiso de que quien realice la guardia mixta no sólo ayude a su colega de presencia física, sino que, además, también se ocupe de la realización de estudios no urgentes. O sea, que vaya desatascando la gran bolsa de estudios ya realizados y pendientes de ser vistos por el médico. Por el momento, el objetivo se está cumpliendo.

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