La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un camino entre pucheros

Una comida entre reyes

Marcelo Parrondo y María Jesús Díaz rinden homenaje a la monarquía asturiana en El Rincón de Marcelo, en Pravia, una de cuyas especialidades son los callos

Una de las muchas especies de aves que hay en el Rincón.

Cualquier momento es bueno para visitar la villa de Pravia y recorrer sus calles, llenas de historia y de tradición, para disfrutar tanto de la cordialidad de los vecinos como de algunos platos de la cocina tradicional asturiana. Los que gustan de acudir a los mercados, allí se celebra el jueves, un momento ideal para llevarse a casa buenos productos de la tierra. En el concejo hay también lugares de gran interés y pueblos impresionantes, como es el caso de Somao, con bellas casas indianas como son la Casa Amarilla, el Palacete de Solís, la Casona o la Villa Radis; sin olvidar por ello a Los Cabos, Agones o Villavaler. En este último pueblo el edificio más destacable es el conocido como el Palación.

Pravia es un lugar con mucho encanto, una villa cuya historia se hace visible en sus calles y en sus edificios. Allí, y en una de esas calles, concretamente ya de salida hacia otras localidades pravianas y también hacia el concejo de Salas, se encuentra un local amable, pequeño y acogedor donde el amor por Asturias, por las tradiciones y por su historia, es palpable nada más entrar. Se trata de El Rincón de Marcelo.

Allí, tras la barra, Marcelo Parrondo Martínez, con reconocido apellido de origen vaqueiro, se afana en escanciar sidra para sus clientes mientras explica a los recién llegados, si es que preguntan, los cuadros que adornan las paredes de su local. "Son láminas que reproducen los reyes asturianos pintados en su día por Kiker. La verdad es que la gente se sorprende cuando entra por primera vez y los ve", dice. Eso sí, la clientela no debe perderse la preciosa reproducción en azulejos de lo que era el antiguo mercado de Pravia, que se puede ver a lo largo de toda la parte baja de la barra. Más cuadros de Pravia y de motivos asturianos adornan su pequeño y acogedor comedor, donde caben unas 18 o 20 personas, aunque también dan comidas y cenas en el bar.

En la cocina quien lleva las riendas es su mujer, María Jesús Díaz Menéndez, una de cuyas especialidades son los callos, plato que ofrece durante todo el año. María Jesús, que lleva más de quince años cocinando, no sólo se mantiene fiel a la tradición culinaria asturiana en sus elaboraciones, sino que además, siempre que puede, acude a cursillos para actualizar sus conocimientos en la cocina.

En este amable y cálido "rincón" praviano que invita a quedarse y a disfrutar con calma de lo que bien sabe hacer María Jesús, se pueden comer, entre otros platos, el pollo al ajillo, otra de sus especialidades; solomillo de cerdo al ajillo, parrochas, bocartes, croquetas caseras de jamón, ensalada de cecina, costillas al ajillo, picadillo de jabalí, escalopines al cabrales, chuleta troceada, lacón cocido, el plato vaqueiro, el plato de la abuela o un buen entrecot a la plancha. También ofrecen raciones variadas de chopitos, patatas tres salsas, calamares o chipirones fritos. En cuanto a postres, el más demandado son los frixuelos rellenos con arroz con leche, pudiendo elegirse también el helado casero de turrón o cuajada con nueces caramelizadas y miel.

El establecimiento tiene un menú diario a 10 euros y otro especial, en fin de semana, a 13 euros. Cierra el lunes por descanso.

Compartir el artículo

stats