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Laberinto y tortura de un oboe divino

Juan Ferriol toca con la OSPA el concierto de Haydn con mil dudas sobre su autoría y una preparación agotadora

Juan Ferriol, en el auditorio de Oviedo. LNE

Juan Ferriol es el oboísta principal de la OSPA, en la que toca desde hace 23 años. El jueves en Gijón -teatro Jovellanos, a las ocho- y el viernes en Oviedo -en el Auditorio, a la misma hora- interpretará como solista el concierto de Haydn "una joya, una joya de los dioses" como indica inmediatamente. Y un trabajo tremendo como preparación de la caña del instrumento, como asimismo explica Ferriol. La pieza se atribuye al compositor austriaco pero no hay seguridad plena sobre su autoría. Un laberinto sobre una carrera de obstáculos. No era muy ordenado al respecto. Existen diferentes pistas. Por ejemplo, el tercer movimiento es un rondó, poco habitual para en Haydn.

En 1929 se publica el manuscrito. Tiene la caligrafía de Haydn pero la firma que recoge su nombre no corresponde a su mano. Alguien la añadió falsamente. Se empezó a interpretar regularmente a partir de la década de los 50 del siglo pasado. Estuvo más de un siglo olvidado en un cajón. Se ha atribuido a Beethoven, Lebrun o Richter, es algo avanzado para el tiempo de Haydn.

El compositor pasó buena parte de su vida en la corte de los Esterházy hasta que, tras una crisis, se disolvieron la orquesta y el teatro "sobre los que tenía todo el poder y es que lo hacía todo bien, por eso lo llamaban el magnífico". Escribió conciertos para todos los instrumentos. Tenía la mejor orquesta. Fichaba personalmente a los músicos. "En una carta a un amigo habla del concierto de fagot, que no se conoce, y para otros instrumentos que sí se conservan. No dice nada, sin embargo, del concierto de oboe".

Ferriol lo describe. "Es un concierto bonito y difícil, lo tiene todo. Requiere fraseos muy largos y en la articulación es bastante complicado. Un concierto clásico. Las frases largas requieren una respiración muy especial".

Y, añadido, el problema de la caña, la lengüeta por la que sopla el instrumentista, que requiere una complicadísima preparación.

"Llevo meses preparándolas para este concierto" comenta Ferriol. "Más de 60. Voy cribando, me he quedado con tres o cuatro. Aún estoy seleccionando. El día antes del concierto o apenas una hora antes decido en función de la humedad y de otros factores".

La caña es de un material que se llama arundo donax. Madera de bambú. Debe tener entre 10 y 10,5 milímetros de diámetro. "Se corta con la Luna menguante de enero. Pero no voy a contar muchas más cosas al respecto. Se corta en tubos y cada uno en tres piezas. El tubo se gubia con un espesor de 60 micras. Se mide con un micrómetro. Y se gubia con una máquina especial. Antes se hacía a mano".

La caña se dobla y se pone en un molde donde se le da forma y se ata a un tubo de latón. "Ahí viene lo más difícil, darle la forma final. Hay raspados franceses, alemanes y americanos. Son modelos completamente diferentes. Así vibra y suena. Ahí se produce la onda sonora. Las cañas que no son útiles sirven al menos para ensayos. Una caña dura para uno o dos conciertos solamente".

Las cañas están en todos los entornos de los ríos. En el Levante español hay muchísimas. Las casas más importantes de cañas con destino profesional están en Francia. En la región de Duvar. Allí se cultivan, pero suelen comprar muchas en España porque no tienen bastantes. Se secan durante dos años al sol. Un descuido las quema.

"Las compro por correo. Cuando empecé lo hacíamos todo desde cero. Soy valenciano y allí tenemos abundante bambú. Salíamos a cortar. Aunque aun no se comercializa hay un prototipo de caña de metacrilato. Ya funciona y se comercializa para fagot. En oboe aun no. Pero supongo que en solo unos meses se lanzará y el arundo donax irá a menos".

También se sirven hipotéticamente desde China. "Cuando fui con la OSPA a Shanghai busqué una tienda especializada que se anunciaba. Pero al llegar nos dijeron que era una tapadera a saber de qué. Existía la calle pero en el número indicado no había nada parecido. Tenía las cartas con los pedidos que había hecho. Pero nada. Insistí, me dijeron que estaba a las afueras y decidí no perder más tiempo".

El concierto de Haydn "es de repertorio, se estudia como los de Mozart, Strauss, Vivaldi o Albinoni. Todo el mundo lo conoce. Llevo bastantes meses trabajándolo. Recordando".

En la doble cita de Gijón y Oviedo, estará precedido por la suite "Les boréades", de Rameau y después, el romanticismo de la tercera sinfonía de Beethoven, "en la que hay un solo de oboe, en el segundo movimiento, que Juan Pedro mi compañero lo va a bordar seguro". El concierto forma parte de las celebraciones por los 25 años de la OSPA. Y Ferriol, en ese despliegue, representa a los pioneros de la orquesta. Para marzo, viaje a Bilbao a hacer cinco obras entre Strauss y Wagner.

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