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El turismo culinario, buena excusa para conocer Asturias

La Vida Buena

El turismo culinario, buena excusa para conocer Asturias

El viajero agradece tanto la tradición bien servida como el trato cercano

A los asturianos, y también a los que no lo son, no sólo les gusta comer bien allá donde van sino también, si se tercia, aprovechar para conocer otros lugares de esta tierra infinita que siempre tiene un nuevo horizonte que ofrecer.

Una combinación de ocio casi perfecta es el bar del pueblo donde se pueden probar platos tradicionales y, además, en un entorno que ofrece al viajero una serie de actividades para disfrutar de un día completo. Ésa es la razón de esta serie que acaba de cumplir cuatro años: mostrar lugares donde poder degustar buena comida en compañía de familia, de amigos e inclusive solos y, al mismo tiempo, descubrir a los viajeros tantos rincones de una tierra que tiene mucho que ofrecer a nivel paisajístico y de ocio; de cultura etnográfica y saberes ancestrales; de mercados, fiestas de prao y artesanía. Así, por ejemplo, quien vaya a probar lo bien que se prepara la caldereta de cabritu en el chigre rural Casa María, en Felgueras (Lena), podrá conocer y admirar una de las joyas del Prerrománico asturiano: Santa Cristina de Lena. O bien si el viajero quiere probar ese arroz con pitu caleya que prepara Cami Bada en el bar Casa Alfonso, en Oceño, tendrá la oportunidad de conducir por una de las carreteras más bonitas de montaña, arreglada hace tiempo, en el concejo de Peñamellera Alta, y detenerse a contemplar el maravilloso río Cares abajo con su color esmeralda.

Bares para comer y lugares para descubrir como por ejemplo, en el Occidente, Pesoz, donde el mesón As Cortes sirve un plato singular y único: la morcilla dulce. Eso sí, el viaje se puede aprovechar para subir al pueblo abandonado de A Paicega o para contemplar el atardecer sobre el embalse de Arbón. También está bien saber que quienes acudan a comer el plato de aldea en el bar Tiblós, en Veigas (Somiedo),pueden visitar allí mismo las tres casas de teito de escoba que forman parte del Ecomuseo, mientras aquéllos que vayan a comer al restaurante El Trasgu, en Besullo (Cangas del Narcea), pueblo natal del escritor Alejandro Casona, a probar por ejemplo su paletilla de lechazo, podrán conocer lo que queda del edificio que inspiró al autor en su obra "La casa de los siete balcones".

Es cierto, a los viajeros les gusta comer bien, y ese placer es más intenso y se recuerda mejor cuando el trato es bueno, en un punto intermedio entre la cordialidad y el respeto. Salir a comer es cada sábado una nueva aventura por una tierra que aún esconde bares y rincones que descubrir.

Entre los pliegues de este mapa gastronómico de Asturias aún quedan muchos pucheros que probar, artesanos que visitar, mercados donde comprar productos de la tierra, rutas por las que perderse y nuevos amigos con los que compartir mesa, mantel, camino y paisaje. Dentro de siete días, como siempre, cita con un nuevo bar en esta caleya periodística.

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