El Muséu del Pueblu d'Asturies muestra el cambio centenario del paisaje de Turón

La Sociedad Hulleras del Turón contrató en 1916 a Luis Vallet de Montano (1858-1936), fotógrafo madrileño de ascendencia francesa que acabaría asentándose en Asturias, para que captara con su cámara los trabajos de profundización del pozo Santa Bárbara (también La Rabaldana), en el citado valle mierense. Aquel trabajo -al menos una buena parte, que es de una calidad excepcional- ha llegado hasta nosotros. Juaco López, director del Muséu del Pueblu d'Asturies, se hizo con dos de aquellas imágenes a través de un coleccionista. Y otras doce, todas originales y de buen tamaño, han llegado a la institución con sede en Gijón a través del fondo de Manuel Gurdiel.

Esas catorce fotos centenarias son el núcleo de la exposición "Paisajes de carbón", que se inauguró ayer con numeroso público en el Muséu del Pueblu d'Asturies. La muestra se completa con otras fotos actuales, captadas por Roberto Álvarez Espinedo, desde los mismos lugares en los que Vallet puso su cámara. Unas y otras permiten establecer comparaciones y ver la mutación turonesa (está considerado por los estudiosos como el valle minero por antonomasia) a lo largo de un siglo de industrialización a marchas forzadas y liquidación del sector carbonero. "Hemos querido mostrar la transformación de ese paisaje, que antes fue rural y campesino", señaló Juaco López.

A la presentación de "Paisajes de carbón", que concluyó con una muy aplaudida actuación del Coro Minero de Turón, acudieron el alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, y la concejala de Cultura de Gijón, Montserrat López. El pozo Santa Bárbara, clausurado como el resto de las instalaciones mineras turonesas en los años noventa, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el 2010. "Es importante que exposiciones como ésta pongan en valor el paisaje de las Cuencas", afirmó Vázquez, para quien el valle del Turón (el río da nombre al espacio) "puede ser un parque de arqueología industrial".

Pocos territorios españoles concentran tal riqueza relacionada con la industria extractiva. Sin embargo, apenas se ha hecho nada por subrayar ese aspecto en una zona que ha sufrido una sangría demográfica y económica con pocos precedentes. "Es nuestra historia y puede tener futuro, como ocurre en otros países; parece que nosotros estamos condenados a llegar siempre tarde", añadió, después de recordar que en Mieres sólo queda el pozo Nicolasa. En 1991, aún había nueve minas con actividad.

Muy seguidas fueron las explicaciones que dio la historiadora María Fernanda Fernández, una de las responsables del centro de interpretación del poblado de Bustiello, de las distintas imágenes de Vallet. El Muséu del Pueblu d'Asturies colgará en los próximos días en su página web un texto de esta estudiosa sobre la Sociedad Hulleras del Turón y la minería en este valle mierense. Y también sobre el fotógrafo Vallet de Montano, en quien siempre se detecta, como hizo resaltar Juaco López, una mirada artística sobre todo lo que fotografía.

"Soy de Oviedo, pero estoy enamorada de Mieres", confesó Fernández, para quien las imágenes centenarias de Vallet mantienen un perfecto equilibrio entre documentación y vida. El fotógrafo llega a Mieres en un año en el que Europa se desangra como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. La neutralidad española ante la contienda enriquece a las empresas mineras, que multiplican su producción por las necesidades bélicas y la escasa aportación de mineral de los países beligerantes. Es el contexto de la profundización del Santa Bárbara, aunque la explotación de los yacimientos del valle había comenzado a mediados del siglo XIX. Y con esa expansión industrial, la modificación de los paisajes por la construcción de viviendas obreras, escuelas, dispensarios o instalaciones carboneras. "Toda Asturias se sostuvo con aquel esfuerzo", añadió la historiadora. El Coro Minero puso un emocionante colofón al acto.