El hallazgo del carné de reportero del escritor Antoine Saint-Exupéry, cuando recaló en España como enviado especial del diario "Paris-Soir" para informar del frente de Madrid durante la Guerra Civil, ha alumbrado una nueva dimensión del Archivo de Salamanca como foco cultural. El historiador Policarpo Sánchez, volcado en la reversión a Salamanca de la documentación entregada a Cataluña, buena parte de origen asturiano, ha sido clave en el descubrimiento.

El archivo "es un auténtico tesoro por descubrir" afirma Policarpo Sánchez, especializado en patrimonio y uno de los mejores conocedores del fondo documental de Salamanca, donde acaba de encontrar el permiso de fotógrafo que la Junta Delegada de Defensa de Madrid expidió el 16 de abril de 1937 al autor de "El Principito", Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), a quien avalaron el poeta y periodista Corpus Barga y el entonces ministro de Estado de la II República, Julio Álvarez del Vayo.

Otro de los documentos encontrados, en este caso como afiliado del sindicato anarquista CNT, corresponde al actor de teatro y televisión Paco Martínez Soria (1902-1982), fechado para la temporada 1937/1938 en la que debutó como actor principal en un mediometraje cómico ("Paquete, el fotógrafo público número uno), producido por esa organización. Policarpo Sánchez, que hoy informará en Salamanca de una propuesta al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para favorecer el uso cultural del Archivo de Salamanca, ha encontrado también una carta del fundador y director del FBI, John Edgar Hoover, en la que solicitaba a la II República información sobre la actividad de determinados ciudadanos de Estados Unidos en España.

"Es hora de sacar el verdadero partido que tiene el Archivo de Salamanca, de poner de manifiesto su auténtico valor cultural, de darle el espaldarazo definitivo como foco de interés mundial", también desde la perspectiva histórica y social, ha explicado Sánchez. El fondo, principalmente configurado a partir de la documentación política, social, sindical y policial que el régimen franquista requisó al final de la contienda fratricida para fines depurativos y de represión, fue depositado en el Archivo General de la Guerra Civil, creado en Salamanca, y que en la actualidad se denomina Centro Documental de la Memoria Histórica.