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Sorolla y Palacio Valdés: los verdes y los grises

La Arcadia asturiana del pintor valenciano se exhibe en la muestra - de la Fundación Barrié, en La Coruña

"El Nalón. Asturias" (1904), cuadro de Joaquín Sorolla.

Joaquín Sorolla aprendió a interpretar el paisaje de Asturias gracias su amistad con el pintor asturiano y compañero en la Academia de Roma Tomás García Sampedro. Y al just milieu realista que Sampedro había importado de las tendencias francesas del momento.

El caso es que Sorolla pasó largas temporadas en la comarca del Bajo Nalón, en la llamada Colonia de Muros. San Juan de la Arena, San Esteban de Pravia, y otras localidades de la comarca se hicieron para él lugares familiares. El paisajismo regionalista asturiano del que se impregnó era muy próximo al de Armando Palacio Valdés que tenía como exponente literario "La aldea perdida": una Arcadia resistente a las transformaciones que empezaban a adueñarse del norte del país a principios del siglo pasado.

El paisaje rural que dejaba paso al minero no sólo alimento la inspiración literaria de los novelistas costumbristas sino también de los pintores que intentaban plasmar en sus lienzos un mundo que desaparecía bajo la faz engañosa del progreso. Las miradas sobre el paisaje suelen ser románticas y melancólicas, de ellas extrajo Sorolla hermosas conclusiones. Todas ellas, provenientes de su museo, se pueden ver hasta el 26 de febrero en una exposición muy bien montada en la Fundación Barrié, en La Coruña.

El paraíso perdido de verdes y grises, contaminado de rasgos simbolistas, que parece languidecer en la obra del pintor valenciano tiene un ejemplo en "El Nalón. Asturias" (1904), uno de los cuadros que figuran en la muestra coruñesa "Sorolla tierra adentro".

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