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KIKE ROJO | Coctelero

"Trabajo más, gano menos y soy más feliz que en Barcelona"

"No conducir bebido es parte de nuestra religión: tienes un accidente de tráfico con algo de alcohol y pareces un asesino"

Kike Rojo, en su local. JUAN PLAZA

Kike Rojo (1962), coctelero, se llama "chigreman". Abrió Soda 917 hace cinco años, después de regentar Negroni, una gran coctelería de Barcelona. Está en un cruce de la vieja carretera de Gijón a Villaviciosa, en lo que era bar, tienda, estanco y almacén, frente a unas naves industriales con un pequeño aparcamiento. La recomiendan todas las guías.

-Soy del barrio de La Arena de Gijón, pero "me parieron en Zamora" porque mis padres eran zamoranos. No conozco esa ciudad.

- ¿A qué vinieron a Asturias?

-Mi padre trabajó en Cristalería Española, en Avilés. Acabó siendo jefe de horno. Era inteligente, lineal, duro, honrado, ni de bares ni de iglesias.

- Usted es de bares.

-Y no de iglesias. Me educaron mi madre, la calle, el Héroes de Simancas y el Calderón de la Barca. Crecíamos en la playa, jugando un cuadrín y bañándonos.

- ¿Perteneció a alguna tribu?

-Como Groucho Marx, jamás pertenecería a un club que admitiera a un tipo como yo de socio.

- ¿Groucho es su referencia?

-Es un buen amigo desde los 7 años, "Pistoleros de agua dulce", cine Roma, sesión continua, programa doble con el Gordo y el Flaco. Entré en la primera sesión y salí llorando de la última porque mis padres me sacaron.

- ¿Sabía qué quería ser?

-Sabía qué no quería ser: mala persona. Quería formarme y, si había suerte, elegir una salida. Todos los días te transformas para ser el mismo.

- ¿Su primer trabajo?

-Empaquetar juguetes en una tienda por Navidad. ¡Tan bonito! Tenía 15 o 16 años y gané una pequeña fortuna libre de impuestos.

- ¿Primera compra con sus ahorros?

-Un vídeo y un ordenador de ajedrez. Con el vídeo grababa la misa de la tele a mi abuela y se la ponía más tarde que TVE para que no nos despertara temprano. Mis abuelos tuvieron un accidente de tráfico de Avilés a Gijón. Mi abuelo murió, mi abuela quedó inválida y las hijas se repartían tenerla en casa. Era muy católica. Cuando me decía "Esa misa ya la he visto", le grababa otra.

- Más usos del vídeo.

-El cine me apasiona: John Ford, Mankiewicz, Capra, Huston, Sturges, Lubitsch, Billy Wilder. El cine estadounidense hecho por europeos. Soy de TCM.

- El ordenador de ajedrez.

-Mephisto, alemán, 120.000 pesetas. Fui a Madrid a comprarlo. Jugaba contra un maestro internacional.

- ¿Qué le enseñó el ajedrez?

-Vale más un mal plan que no tener plan. Me enseñó mi hermano mayor, José Carlos. Le ganaba y me hice socio del Ateneo Obrero y llegué a jugar el Campeonato de Asturias. No aspiraba a más.

- ¿Su Groucho del ajedrez?

-Bobby Fischer. Un extraterrestre que pudo con la gran muralla rusa. Donde la teoría decía que iba a perder, ganaba. Ganó la partida más extraordinaria de la historia: la sexta del Mundial de Reikiavik contra Spassky.

- ¿Juega usted partidas?

-Alguna, contra un programa de ordenador.

- ¿Hasta cuándo vivió con sus padres?

-Hasta los 24 años. Trabajaba en el Café de Gregorio, con Chano y Ángel, escalera 9. Estuve desde que abrió, siete años.

- ¿Y después?

-Trabajé de soldador dos años en Duro Felguera. Pagaban bien. Lo dejé: no era vida para mí. Me fui a Barcelona porque allí estaba la mujer que yo quiero, que está aquí conmigo: Eva Tuya.

- ¿Cómo la conoció?

-Era cliente del Gregorio. Tiene 7 años menos que yo. Hizo Fotografía en la Escuela de Oviedo y estaba trabajando en Barcelona con una fotógrafa muy famosa, sueca, residente en Cataluña, Maria Espeus, que hacía campañas publicitarias de las de ir un mes a Cuba, otro a Filipinas...

- ¿Sabía que sería hostelero?

-Sí, es una ciudad muy propicia. Empecé en El Original, un local que vale para todo. Iba muy bien y monté Negroni.

- Con un socio.

-Sí, un cliente que tenía un par de bares. Teníamos tres barmen. Todo muy serio. Con reseñas en los grandes periódicos. A los seis años liquidé mi 50% y me vine. Estuve 11 años en Barcelona, una jaula de grillos, como todas las grandes ciudades. Me iba bien, no estaba quemado, tenía ofertas, pero no quería envejecer allí.

- ¿Qué tal lo pasa aquí?

-Muy bien. Trabajo 5 días a la semana. El miércoles veo en Gijón a mis amigos o atiendo compromisos. El jueves me aíslo, rasco la barriga de mis dos perros y mis tres gatas y veo una película.

- Y escucha música.

-En el bar siempre suena jazz, y en casa, clásica. Lo primero que compré fueron vinilos de Muddy Waters y "Creedence". Soy de Van Morrison y Bob Dylan. No me da más el heavy y no puedo con el flamenco, salvo Morente. Me apasionan las bandas sonoras. Tengo a Bernard Herrmann junto a Bach y a Duke Ellington.

- La hostelería me parece un oficio muy difícil.

-Todos lo son. Éste es más expuesto porque estás de cara al público y trabajas con alcoholes y eso hace que tengas que saber poner adjetivo y nombre a las cosas en cada momento. Poder tomar un trago es un bien común.

- ¿Qué le enseñó?

-El trato con la gente, a distinguir, vivir, crecer. Puedes ser cien veces lo que quieren las personas con las que tratas.

- ¿Se cansará de estar aquí?

-Es un lugar para quedarme. Para meterme en Gijón hubiera quedado en Barcelona. Gijón está a un cuarto de hora; Oviedo, a 25 minutos... Tengo el mar a 3 kilómetros, la montaña detrás y para el Alsa a la puerta. Esto es como volver a la infancia de campas donde jugar a la pelota o a las canicas. Vengo del futuro, de una ciudad más grande, y aquí las cosas van más lentamente aunque trabajo a toda velocidad.

- ¿Qué tal le va el negocio?

-Trabajo más que en Barcelona, gano menos y estoy más feliz, que es lo que nos podemos llevar.

- ¿Bebe?

-Lo adecuado. Tengo que saber a qué saben las cosas que trabajo. No soy un borracho. Tengo alguna resaca. Sólo bebo bueno.

- ¿Harto de borrachos?

-No atiendo a gente que viene colocada y prácticamente no he visto un mal colocón aquí.

- Tiene un bar en un cruce.

-Hago combinados sin alcohol. No conducir bebido es parte de nuestra religión. Tienes un accidente con un poco de alcohol y pareces un asesino. Francia y Alemania no son tan restrictivos. Los católicos España, Irlanda e Italia, la culpa, sí.

- ¿Qué tal en Asturias?

-Asturias es sentirme, pero no me reconozco portador de una identidad asturiana.

- ¿Sus amigos de Cataluña?

-Saben de nuestra alegría de volver. Nos visitan y quedan encantados: se come bien, se bebe bien y se paga menos.

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