Un nuevo estudio de poblaciones de elefantes de sabana africanos en Angola realizada por ecologistas de 'Elephants Without Borders' (EWB) y la Universidad de Massachusetts Amherst, en Estados Unidos, revela que, aunque la población parecía estar recuperándose después de la guerra en el país, esa tendencia ahora se ha invertido, subrayando "la necesidad de estar atentos contra la caza furtiva y la pérdida de hábitat".

El primer autor, Scott Schlossberg, y sus colegas escriben que "puede haber tiempo para revertir el declive continuo de los elefantes en Angola y conservar esta importante población si el gobierno se compromete a la "protección activa". Schlossberg y Chase, del grupo de conservación con sede en Botswana, hicieron este trabajo con el coautor Curtice Griffin, profesor de conservación del medio ambiente en UMass Amherst y sus resultados se detallan en 'PLoS ONE'.

"Nuestro estudio muestra que poner fin a la guerra no es necesariamente suficiente para la recuperación a largo plazo de las poblaciones de vida silvestre. También se necesita protección activa de la vida silvestre", afirma Chase, que realizó los primeros estudios aéreos después de la guerra. "Ahora son esenciales medidas como la lucha contra la caza furtiva y la limitación de la invasión humana en áreas protegidas para salvar a los elefantes de Angola", añade.

Los autores señalan que, "afortunadamente", a finales de 2015 Angola todavía tenía más de 3.000 elefantes. Antes de la década de 1970, vivían en Angola hasta 70.000 elefantes, una de las poblaciones más grandes en el sur de África en ese momento, y un vínculo clave entre las poblaciones de Namibia y Botswana. Sin embargo, la guerra de 1975 a 2002 supuso una gran pérdida de vidas humanas e informes de elefantes sacrificados a gran escala.

Entre 2004 y 2005, Chase y Griffin pudieron realizar la primera encuesta sistemática en 25 años y encontraron una "población pequeña pero aparentemente sana y en crecimiento estimada en 1.800 elefantes". Durante los siguientes 10 años, no fue posible realizar investigaciones con elefantes en Angola, pero en 2015, el gobierno otorgó permiso a EWB para reanudar la investigación. Chase era estudiante graduado de Griffin cuando fundó EWB en UMass Amherst en 2007.

Para el trabajo actual, los científicos dicen que usaron censos aéreos y monitoreo satelital de ocho elefantes con collar para determinar el estado actual de las poblaciones en Angola y aprender cómo los humanos pueden estar afectando al hábitat de los elefantes. La encuesta aérea reveló una población de 3.395 elefantes, lo que supone una disminución del 21 por ciento medido en un subconjunto del rea de estudio de 2015 que se analizó en 2005, explica Schlossberg.

El estudio se realizó en la provincia de Cuando-Cubango, en el sureste de Angola, donde se realizó el análisis de 2015 como parte del Gran Censo de elefantes en un área de 43.459 km2, principalmente en el recién creado Parque Nacional Luengue Luiana. Cuatro ríos principales cruzan la zona y hay asentamientos a lo largo de ellos. Los campos de minas que quedaron de la guerra aún permanecen y han causado daños a los humanos y la vida silvestre, incluidos los elefantes, agregan.

Schlossberg y sus colegas informan que el número de cadáveres de elefantes observados aumentó enormemente entre 2005, cuando no se observó ninguno, hasta 2015, cuando se detectaron aproximadamente cuatro cadáveres por cada diez elefantes vivos. El alto número de cadáveres hallados sugiere que las poblaciones pueden haber incrementado tras la evaluación de 2005, pero estaban disminuyendo a partir de 2015, señalan los autores.

Este número "sugiere una disminución mucho más rápida" que la caída del 2% anual indicada por las cifras de elefantes vivos, y puede señalar que la evacuación "subestimó sustancialmente la tasa actual de disminución de elefantes en Angola".

Un hallazgo importante de este estudio, según Schlossberg y sus colegas, es que el desarrollo humano está muy extendido en el sudeste de Angola y puede estar limitando las distribuciones de elefantes. El seguimiento por satélite mostró que los elefantes evitan las áreas dentro de los 6 kilómetros de los indicadores humanos. "El crecimiento de las poblaciones humanas puede estar desplazando a los elefantes de sus hábitats preferidos en Angola", dice Schlossberg.

El equipo observa que, para conservar elefantes en el sur de África, los conservacionistas han propuesto establecer el Área de Conservación Transfronteriza Kavango-Zambezi (KAZA TFCA) para proteger hábitats centrales y corredores de movimiento entre Angola, Botswana, Namibia, Zambia y Zimbabwe. Pero sus datos sugieren que el aumento de la caza furtiva en la región amenazaría la integridad de TFCA KAZA propuesta y disminuiría en gran medida la capacidad de los elefantes para moverse con seguridad. Desde la investigación de 2015, el gobierno angoleño ha tomado varias medidas para proteger a los elefantes, señalan los autores.