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"Mi exnovio me ató a la cama, me pegó y me violó"

Las asturianas Lirián Rodríguez y Eva Irazu relatan sus episodios de abusos sexuales para alentar a otras mujeres a denunciar

Lirián Rodríguez. M. VILLAMUZA

"Me ató a la cama, me pegó y me violó. Fue horrible. Él me decía que a mí me gustaba pero yo estaba llorando, le gritaba que parase y tenía las muñecas en carne viva de intentar desatarme". Este es el desgarrador testimonio de Lirián Rodríguez, una corverana de 37 años que vivió un calvario junto a su expareja. A raíz de la polémica sentencia a los cinco miembros de "la Manada", condenados a nueve años por abusos sexuales y no por violación, son muchas las mujeres que deciden contar su historia. Eva Irazu, presidenta de la Plataforma Feminista d'Asturies, también alza su voz para relatar el episodio que sufrió con tan sólo cinco años: un hombre la obligó a tocarle el pene en el portal de su casa.

"Mi sentencia es tan injusta como en el caso de 'la Manada', mi exnovio me maltrataba y abusaba sexualmente de mí, pero sólo le cayeron ocho años de prisión", continúa Rodríguez con la voz entrecortada. "¿No hay violación porque no se resistió? Las que se resisten, mueren", asevera esta joven avilesina. "Me pegaba y abusó sexualmente de mí mientras que estábamos juntos. Cuando lo dejamos, me mandaba 80 mensajes al día y me amenazaba: si no volvíamos, mataría a mi familia", añade.

Lirián Rodríguez conoció a su exnovio en Italia, donde ambos acudieron a trabajar. Al poco tiempo, volvieron juntos a vivir a Mieres, a casa de un hermano de él. Los celos dieron paso a los golpes y, casi de la mano, vinieron los abusos sexuales. Ella lo dejó y lo denunció, pero su agresor se presentó un día con un cuchillo en el camping de Cudillero, donde ella trabajaba, con la intención de matarla. "Se lo reconoció a la Guardia Civil y mientras lo metían en el coche me miró y se rió", relata. Hoy está preso pero amenazó con matarla a su salida.

Miedo

El miedo se ha convertido en el compañero de viaje de esta joven de 37 años que vive en Nubledo (Corvera). Acude al psiquiatra porque las pesadillas no la dejan dormir y no se atreve a salir de casa sin su perro: "Es triste pero me da miedo ir sola por la calle, me he vuelto muy desconfiada con los hombres. Si me silban o me dicen cosas, me incomoda. Siento asco".

Eva Irazu fue víctima de un abuso cuando era niña. "Me acorraló en el portal, me obligó a tocarle el pene. Yo tenía cinco años", relata. La llegada de alguien al edificio donde vivía de pequeña, en Vitoria, la salvó. Él salió corriendo y ella entró asustada a su casa: "Mis padres dicen que volví a casa con el botón del pantalón roto. Yo no lo recuerdo bien, era muy pequeña". Junto a sus padres acudió al cuartel a denunciar pero "nunca se le encontró".

Ella sí lo volvió a ver.

"Unas semanas después iba en el autobús con mi abuela. Me chistaron y era él". El hombre que abordó a Irazu en las escaleras de su casa se había quitado la barba y llevaba gafas de espejo, tipo aviador, pero ella lo reconoció. "Me guiñó un ojo y yo me quedé petrificada. No dije nada". A pesar de que identificarlo hubiera sido lo correcto para su posible detención, Irazu no lo hizo. Sintió miedo, se bloqueó y nunca le contó a nadie que había vuelto a ver a su agresor.

Eva Irazu tiene hoy 49 años y durante muchos años escondió este episodio de su vida. Se lo contó de adolescente a una amiga como "un súpersecreto" y no volvió a revivirlo hasta el año pasado, cuando escribió su historia en una cartulina y se la colgó del cuello. Con su verdad por delante, acudió a la manifestación celebrada en Oviedo con motivo del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres el pasado 25 de noviembre. Aunque le costó contarlo, reconoce que lo ocurrido no le ha dejado secuelas graves: "Supe vivir bien con ello y nunca volvimos a hablarlo en casa".

Dar voz a todas estas historias es el objetivo de las asociaciones y movimientos feministas tras la sentencia de "la Manada". En redes sociales, bajo el hashtag #Cuéntalo, son muchos los testimonios de mujeres de toda España víctimas de acoso, abusos o violaciones. Y tambien asturianas.

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