Los fósiles del yacimiento asturiano de El Sidrón tuvieron gran relevancia en los trabajos para secuenciar el genoma del neandertal. La caliza del terreno contribuye a la conservación de los restos en condiciones idóneas para la extracción de ADN. Para el aprovechamiento de algunas de las piezas extraídas de la cueva piloñesa resultó también decisivo la aplicación de una protocolo de extracción desarrollado por el equipo que encabezaba el desaparecido Javier Fortea y que pretendía evitar que los restos se contaminasen con el genoma moderno de los arqueólogos. Svante Pääbo estuvo en la cueva de Piloña en el verano de 2007. "Cuando un niño sueña con convertirse en paleontólogo ese es el yacimiento que imagina", escribió a raíz de esa visita en "El hombre de neandertal", el relato de su aventura científica.