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El otro mundo de Sofía

La fotógrafa Sofía Santaclara se pasa al otro lado del objetivo, el de Muel de Dios

El otro mundo de Sofía

Sofía Santaclara tiene uno de esos rostros hermosos en perfecto equilibrio de pómulos, nariz, boca y barbilla, a la manera de las actrices tipo Jessica Lange, o de Robin Wright, la gélida Claire Underwood de "House of cards". Y como es así, bella y rubia, y va vestida tirando a clase alta, con sorna dice: "No soy pija, pero apunto maneras", lo más fácil es pensar que el mundo se va desplegando obediente ante ella, con cierta pleitesía, orden y nitidez, como quien desenrolla una alfombra roja cuajada de flashes.

Pero resulta que Sofía es profundamente astigmática y como no quiere ponerse gafas lo que tiene ante sí es una realidad borrosa, distorsionada, que es donde vive realmente y donde crea y saca sus inquietantes fotografías: instantes difusos, cuerpos que tiemblan repitiéndose, materias vestidas por la niebla. Nadie diría que esta mujer que podría protagonizar un luminoso anuncio de perfume internacional tiene dentro del ojo esta vida que ocurre detrás de un velo, en una hora incierta de una noche insomne donde alguien bisbisea un conjuro. Son retratos de una existencia alternativa que expresan su gran preocupación: el paso del tiempo.

Qué sorprendente contradicción esta Sofía. Se presenta como un ama de casa muy ama de su casa, que disfruta de cocinar y decorar, una madre que se volcó en la educación de su hijo -hoy médico- y que vive encantada un ya largo matrimonio. Una señora de orden. Pero luego, cuando se queda sola en casa, saca la cámara y experimenta. Se disfraza y autorretrata. Juega como una niña. Hace realidad esas imágenes que le vienen a la cabeza en la duermevela. Lo que le su¬surra, a la manera griega, su agatodemon, dice, su espíritu protector. Al que llama "Manolín". "Así soy: compulsiva, ordenada, perfeccionista, majareta". Ríe y se encoge de hombros.

BIO

Sofía Santaclara (Oviedo, 1970). Debutó en el mundo de la fotografía artística de una manera tardía, hace sólo seis años, cuando protagonizó su primera exposición individual en la hoy desaparecida galería Vértice de Oviedo. Desde entonces ya ha presentado siete exposiciones individuales y ha participado en un buen número de colectivas. Su obra, muy personal y onírica, se nutre del autorretrato y de su entorno más doméstico. Muel de Dios hace un "cameo" en el retrato que hoy le hace a Sofía Santaclara y que es una versión inversa del icónico cartel de la película "Blow-Up", de Antonioni. En esta ocasión, como la retratada es también fotógrafa, es ella la que toma las riendas de la sesión y se pone al mando de la Leica. Muel, como puede, hace clic con el disparador automático.

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