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Los cambios en la legislación sobre delitos sexuales dividen al feminismo asturiano

El consentimiento como eje central de la normativa es "paternalista" para unos colectivos mientras otros consideran "acertadas" las medidas

María Marta González Tascón y María Isabel Núñez, directoras del curso sobre violencia hacia las mujeres. LUISMA MURIAS

División de opiniones entre el feminismo asturiano ante la propuesta de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, de reformar la legislación sobre delitos sexuales para considerar una violación cualquier acto sexual sin un "sí" expreso. Mientras la Plataforma Feminista d'Asturies considera que la medida no es la "panacea", la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas lo interpreta como una decisión "acertada".

"No se recurre a regular que una persona diga 'no' cuando le roban el bolso o la cartera, por ejemplo, para que quede clara la intencionalidad y el delito". Con estas palabras Eva Irazu, presidenta de la Plataforma Feminista d'Asturies expresa la falta de fe del colectivo en esta propuesta del Gobierno. Y añade: "Ese tipo de manifestaciones se le piden a las mujeres en cuestiones que sólo le atañen a ella por su razón de género. Se valora menos su integridad, se cuestiona de forma constante su palabra, su deseo y sus derechos". El colectivo califica como "paternalista" la pretensión de regular "hasta cómo manifestar el consentimiento, cuando es un tema con tantos matices". Defienden incluir más educación, formación y visibilización de las desigualdades para aplicar la ley desde una perspectiva de género. "El uso del código penal para resolver un asunto más profundo y estructural no resuelve nada", asegura Irazu. Creen que está demostrado que endurecer las leyes no resulta efectivo.

Del otro lado, la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas creen que se cumplen las peticiones de los últimos meses en las calles: "de esta forma la responsabilidad no cae sólo sobre la víctima sino sobre el agresor y se considera un delito cualquier acto sexual contra la voluntad de la persona". Esta ley inspirada en la sueca es, para la presidenta de la asociación, Jessica Castaño, el resultado de un Ministerio de Igualdad: "Estamos muy contentas y se lo agradecemos, en parte, a tener una ministra de Igualdad, para la que el feminismo no es una etiqueta y defiende que se puede ser ministra, feminista y hacer políticas de igualdad", considera Castaño.

Las feministas asturianas sí coinciden en que es necesario perfilar los detalles de la propuesta que propuso el gobierno el martes. El feminismo cree que hay que establecer los términos de la manera educada y conocer cómo se defiene este proyecto para hacer una valoración más certera.

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