El sacerdote asturiano Juan Antonio Menéndez, obispo de Astorga, falleció ayer en esta localidad leonesa, víctima de un infarto. Menéndez, de 62 años, tenía previsto desplazarse la misma tarde de ayer a Gijón para acudir a la capilla ardiente del también sacerdote Herminio González Llaca, párroco de San Lorenzo, al que le unía una gran amistad desde que coincidieron en el seminario (de hecho tenían la misma edad) y que había fallecido por la mañana.

Según fuentes próximas al obispado de Astorga, Menéndez sufrió un infarto en su despacho. Aunque los servicios de emergencia se desplazaron hasta el lugar y trataron de reanimarle, todo fue inútil y el obispo falleció en torno a las cinco de la tarde. Menéndez era el presidente de la comisión creada por la Conferencia Episcopal Española para atajar los casos de pederastia, una responsabilidad que, a decir de todos los allegados del sacerdote, le resultaba "abrumadora".

El fallecimiento de Juan Antonio Menéndez causó ayer una gran conmoción en la iglesia asturiana, cuando los religiosos aún trataban de asumir la pérdida de González Llaca. "Herminio estaba muy mal. Estuvo ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) hasta el 1 de mayo. Ese día era el aniversario de su ordenación. Volvió a Gijón y trabajó un poco en la parroquia. Volvimos a ingresarlo, porque estaba muy débil. Anoche (por el martes) habló con Juan Antonio, que nos dijo que viajaría a Asturias para rezar por él en Gijón. No pudo llegar, se derrumbó a media tarde", relata José Antonio González Montoto, delegado del clero del Arzobispado de Oviedo y director de la Casa Sacerdotal.

Juan Antonio Menéndez era natural del pueblo de Villamarín de Salcedo (Grado), y nació en el seno de una familia muy religiosa. "En aquella parroquia", relata González Montoto, "había un cura que tenía unas fincas. Se las llevaban unas personas, que le pagaban unas rentas por ellas. Un día, siendo ya mayor, fueron a pagarle y él les dijo que se quedaran con ello. A los familiares del cura les pareció mal y le dejaron. Se quedó solo en la casa rectoral, pero un matrimonio joven se ofreció a cuidarlo: eran los padres de Juan Antonio".

La vocación religiosa prendería en el joven, que ingresó en el seminario de Oviedo. Allí conoció a Herminio González Llaca, con quien trabó gran amistad. También con Jorge Fernández Sangrador, que era un año más joven.

Juan Antonio Menéndez y Herminio González Llaca fueron ordenados sacerdotes en mayo de 1981. En las dos décadas siguientes, ejercería su ministerio, sucesivamente, en Cangas del Narcea, Teverga, Oviedo y Avilés. Menéndez era párroco de San Nicolás de Bari, y su amigo, años antes, había sido párroco en Versalles.

"Eran dos excelentes sacerdotes. Los conocí a ambos como seminaristas, y mantuve con ellos una gran relación. Estoy muy muy entristecido", sostiene José Sánchez, obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara, que ejerció como obispo auxiliar de Oviedo entre 1980 y 1991.

En 2001, Juan Antonio Menéndez accedió al cargo de vicario general de la diócesis de Oviedo, pasando en 2011 a ser vicario episcopal para asuntos jurídicos. En 2013 fue nombrado obispo auxiliar de Oviedo, cargo que ocupó hasta que el 19 de diciembre de 2015 tomó posesión como obispo de Astorga.

A decir de sus allegados, Juan Antonio Menéndez acusó un gran desgaste personal en Astorga, debido al impacto sobre la diócesis del escándalo por los abusos sexuales a menores cometidos por el sacerdote José Manuel Ramos Gordón. Por su experiencia al gestionar ese caso, Menéndez fue seleccionado el pasado otoño como presidente de la comisión para la prevención y protección de los abusos sexuales a menores creada por la Conferencia Episcopal Española. Una responsabilidad que, a decir de sus allegados, "le abrumaba".

"Le veía muy preocupado, es una responsabilidad que le abrumaba. Tenía que tratar casos muy duros, y le costaba mucho", revela José Sánchez, quien insiste en que la iglesia española pierde "a un gran pastor y una excelente persona".

"Tenía una sobrecarga emocional al llevar los casos de pederastia que tanto le entristecían y entristecen a la iglesia, y se sentía abrumado, aunque nadie esperaba un desenlace así", sostiene Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro de Gijón. "Le tocó una tarea dura, tuvo que lidiar en Astorga con los casos de pederastia y le encargaron la redacción del protocolo de la iglesia, y lo asumió con templanza. Era un buen cura", añade José Ramón "Pochi" Castañón, párroco de Teatinos, en Oviedo.

Javier Suárez, párroco de San Juan el Real, insiste en el padecimiento de Juan Antonio Menéndez ante su responsabilidad al frente de la comisión destinada a erradicar los abusos a menores en el seno de la iglesia española: "Sufrió muchísimo con los casos de pederastia. Era una gran persona, muy popular, muy querida, y estaba haciendo una gran labor en Astorga". José Ramón Garcés, canónigo de la Catedral de Oviedo, enmarca este sufrimiento en la propia personalidad del sacerdote moscón: "Juan Antonio era un hombre tranquilo, no se ponía fácilmente nervioso. Interiorizaba mucho los problemas, y lógicamente un encargo como el que recibió, de ponerse al frente de esa comisión, no es un plato de gusto y le daría sus problemas, especialmente en Astorga donde había alcanzado mucha virulencia", sostiene el canónigo, que se declara "conmocionado" por la muerte de un sacerdote amigo.

Entre los allegados a Juan Antonio Menéndez, muchos se muestran preocupados por el porvenir de su padre, hombre de edad avanzada que vivía en Astorga con el fallecido obispo. Pero lamentan además la pérdida de una persona que era presente y futuro de la iglesia española, por trayectoria y edad. "Era un hombre de comunicación, que sabía limar asperezas. Un obispo joven, con grandes cualidades, un hombre bueno con capacidad para seguir en la tarea muchos años", afirma Benito Gallego, deán de la Catedral de Oviedo.

La Capilla Mayor del Seminario de Astorga acoge desde hoy, a partir de las 16.00 horas, la capilla ardiente de Juan Antonio Menéndez. Las exequias se celebrarán en la Catedral de Astorga mañana, a partir de las 18.00 horas.

En Asturias, la iglesia de San Nicolás de Bari, en la que Menéndez ejerció como párroco entre 2012 y 2013, acogerá el próximo 25 de mayo, sábado, a partir de las 13.00 horas, un funeral presidido por el arcipreste de Avilés, Vicente Pañeda.

Por su parte, el funeral por el alma de Herminio González Llaca se celebrará esta tarde, a partir de las 18.00 horas, en la iglesia parroquia de San Lorenzo, en Gijón. El mismo templo en el que Juan Antonio Menéndez proyectaba participar en una misa en honor de su amigo, en la tarde de ayer.