A Bernabé Mohedano Cuadrado (Madrid, 1979) la pasión por la Historia le vino "de serie". Su madre fue profesora de esa asignatura y su abuelo materno "era un gran aficionado también a la Historia y la Literatura, aunque nunca llegase jamás a publicar. En mi casa los libros de Historia y la novela histórica han sido el pan nuestro de cada día". No es de extrañar, pues, el origen de su interés por Omar ibn Hafsun, el rebelde hispano que desafió al emirato de Córdoba, y que ha inspirado su novela "El señor de Bobastro".
-Llego a Omar y Bobastro a través de un libro que me regala mi padre llamado "Los reinos olvidados de España", que trataba sobre diferentes reinos históricos bastante desconocidos de nuestra Historia. Allí, sorprendido por el tamaño y la relevancia de Omar en su contexto, decido comenzar a investigar sobre el personaje.
- ¿Los cinco años de documentación con tan pocas fuentes existentes fueron una aventura o un desafío detectivesco?
-¡Las dos cosas probablemente! No caes en la cuenta de la dificultad de mostrar rigor en el relato hasta que acometes cada nueva línea o capítulo del libro. La religión, las armas, las ciudades, la comida, el papel de la mujer o de los niños, las tabernas, los viajes, las casas, el Ejército, la convivencia entre etnias o credos... Cada escena necesita de una documentación previa muy exigente que, desde mi punto de vista, enriquecen tremendamente el proceso de creación.
- ¿Cómo era el Oviedo de Alfonso III el Magno?
-El tercer Alfonso, el último rey del periodo de la Monarquía asturiana, no fue apodado el Magno por azar. Él es el inspirador del concepto de la Reconquista y su reinado es un reinado expansivo militarmente, ampliando sus fronteras hasta la línea del Duero con importantes victorias y conquistas contra los árabes como Pancorbo y Cellórigo, que recojo en el libro. También es un gobierno centralizador que unifica el norte peninsular en torno a un Oviedo pujante engalanado por su rey.
- ¿Qué opinaría su protagonista de la política actual?
-Un oportunista como Omar, con su capacidad de liderazgo, seguro que encontraría oportunidades entre el caos y el bajo perfil actual.
- ¿Qué enseñanzas dejó Omar ibn Hafsun?
-Que es difícil que una minoría exprima a una mayoría durante mucho tiempo sin que esta se acabe rebelando y que la homogeneidad en un grupo le da una tremenda fuerza.
- ¿Las batallas más duras que libró con la novela?
-Mi mayor problema fue cerrar la obra, no en el sentido de encontrar el final, que eso lo tenía relativamente claro desde el principio, sino en decidir que estaba acabada. Cada nueva lectura conllevaba cambios y creo que podría haber seguido así otros cinco años.
- ¿Reconstruir la Córdoba del emirato, el boato de Bizancio o la construcción de la propia Bobastro le sacó canas?
-¡Alguna me ha salido!, aunque prefiero pensar en ello como un desafío detectivesco.
- ¿Por qué este personaje está tan olvidado?
-Esto es complejo, porque no es Omar un caso único. Mira Blas de Lezo rescatado del anonimato para el gran público hace menos de una década o el reciente Bernardo de Gálvez u otros conquistadores americanos. Quizás en el caso de Omar, un muladí en territorio Omeya, juegue también en contra que no encaje en el prototipo arquetípico del cristiano norteño contra el musulmán cordobés.
- ¿Habría cambiado nuestra Historia de haber vencido en la batalla de Epagro?
-Esta pregunta da para una obra completa de ficción distópica, pero yo me atrevería a afirmarlo categóricamente. En Epagro los árabes lucharon por su supervivencia y, de haber perdido, el Emirato habría llegado a su fin y nunca habría llegado un Abderramán III y la época del califato. Probablemente ese objetivo de reconquista de Alfonso del que hablábamos antes se hubiera adelantado más de cinco siglos.
- ¿Se le puede comparar con otros rebeldes más conocidos?
-Como líder aglutinador de un grupo humillado o perseguido como lo eran los hispanos o los gladiadores tanto por Roma como por Córdoba me atrevería a decir que sí, aunque creo que Omar les supera enormemente tanto por tiempo de revuelta como por su capacidad para crear un gobierno alternativo al poder que estuvo activo cincuenta años.
- ¿Qué papel cumple Alfonso, lugarteniente de Omar?
-Alfonso nace como el narrador de la historia. El compañero inseparable de Omar que me permitía contar su historia con la distancia de una tercera persona. Con el tiempo y las páginas comienza a acaparar protagonismo para convertirse por derecho en el alma de la novela.
- ¿Hay muchos personajes por descubrir?
-¡Seguro! Es lo que comentaba anteriormente con Blas de Lezo o Bernardo de Gálvez. La historia española es una fábrica de héroes y muchos de ellos están esperando una novela que les haga justicia.
- ¿Hay que sudar mucho para que el lector se divierta?
-Reconozco que mi motivación y sudor ha sido mucho más egoísta porque perseguía divertirme a mí y contentarme con el trabajo que hacía más que pensar en el futuro lector.
- ¿Cuál sería su pódium de novelas históricas?
-Esto es casi como querer más a papá o a mamá, pero, bueno, si solo me pudiera quedar con tres me iría a "Yo, Claudio", "Guerra y paz" y "A sangre y fuego".
- ¿A la Historia española le ha faltado un Hollywood?
-Para empezar, creo que le ha faltado ganar el poderío mundial que perdimos contra Inglaterra en el siglo XVIII y haber sido capaces de neutralizar esa leyenda negra que algunos niegan y que para mí es evidente... pero, bueno, si habiendo perdido la gran guerra contáramos con un Hollywood al menos ganaríamos alguna guerra.
- ¿Ya tiene algún personaje en mente para una segunda novela?
-En ello estoy... Me ha picado el gusanillo y he encontrado la forma de canalizar una pasión que contenía. ¡Solo espero que esta vez no me consuma otros cinco años!
