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Manual para abrir una oficina en casa

Imponerse un horario, buscar un espacio con luz natural "lejos del sofá" y vestir cómodo, recomendaciones de los asturianos habituales del teletrabajo

Guillermina Bastida, teletrabajando desde su casa.

Aléjese de las chocolatinas y golosinas, vístase de forma cómoda, impóngase un horario y, por último, relájese y disfrute de la experiencia. Quizá lo hayan adivinado ya, pero las recomendaciones de la primera frase de este reportaje las ofrece un experto en el teletrabajo, el ovetense Iván García (aunque ahora vive en Barcelona), que se dedica profesionalmente al marketing digital y SEO (es decir, que ayuda a otras compañías a estar bien posicionadas en los buscadores de internet) y que lleva 16 años trabajando desde su casa. La ofensiva del coronavirus obligará a muchos trabajadores de la región a convertir su sala de estar o alguna de las habitaciones de su casa en su nueva oficina, como medida para tratar de contener el avance de la infección. Muy probablemente, peligrosamente cerca del armario en el que guardan las chucherías Tres asturianos que llevan ya bastantes años del teletrabajo explican en las siguientes líneas las claves para rendir en la oficina de casa.

"Lo primero es buscar un buen espacio", señala Iván García, fundador de la compañía RockRoi. Los principiantes en esto del teletrabajo suelen tender a trabajar en lugares aparentemente muy cómodos como el sofá o, incluso, la cama. Grave error. Son lugares excesivamente confortables para trabajar y en los que hay demasiadas distracciones. Es decir, hay que buscar un espacio en el que poder estar a gusto, pero no tanto. "Que no sea el salón, a poder ser", dice García, "y en el que haya luz natural, pero en el que no haya molestias". Para algunos va a ser un reto. Vamos, que si se puede hay que estar un poco aislado del resto de miembros de la casa.

Otra cuestión importante es la de la vestimenta. No hay que subestimarla. Cuando uno tiene que ir a la oficina está claro que debe guardar un cierto decoro. Pero en casa las cosas cambian, aunque las posturas están enfrentadas. "Hay gente que recomienda vestirse, yo prefiero estar en pijama o en ropa cómoda, esa es una de las grandes ventajas de trabajar desde casa", señala. También es esencial ponerse un horario de trabajo. Bien delimitado. Porque uno de los principales pecados del teletrabajador es que suele trabajar por exceso. Y las horas dedicadas al curro y a las tareas domésticas o al ocio quedan tan difuminadas que en ocasiones son imperceptibles. Iván García publicó esta semana un hilo en su cuenta de Twitter en el que detallaba estos consejos. El último mensaje era una foto de su gato sobre su teclado con el siguiente texto: "El mayor enemigo del trabajo son los gatos. Siempre estarán encima de tu teclado recordándote lo bien que se vive haciendo el vago". Pues eso.

Que es importante lo de autoimponerse un horario laboral lo sabe bien Guillermina Bastida, la coordinadora del programa académico de la Asociación Española de Fabricantes y Grandes Distribuidores (Aecoc) y delegada en Asturias y Cantabria de la Asociación de Directivos de Responsabilidad Social Corporativa (Dirse), que hace cinco años cambió una oficina en Barcelona por un despacho en su casa de Oviedo. "Parece que cuando trabajas desde casa tienes que demostrar más, así que al principio me pasaba muchas horas pegada al ordenador, tantas que tuve un problema en los ojos y tuve que ir al médico", señala. Para evitarlo se puso una alarma que la avisaba cuando era suficiente y tenía que dejar de trabajar. Después de cinco años se ha adaptado a la perfección al teletrabajo. Tanto que asegura que "en este, el proyecto que llevo en mi empresa no ha dejado de crecer y cada año hago más cosas nuevas". Y añade: "Al comienzo tanto mi compañía como yo tuvimos que aprender y adaptarnos, para las dos partes fue una experiencia nueva". El handicap de trabajar desde casa, señala Bastida, es que "te pierdes el ambiente de la oficina, allí estas más en el ajo, lo que te permite identificar qué cosas son importantes". Pero las cosas buenas de teletrabajar compensan más que las negativas, sostiene.

En casa de Bastida saben bien lo que es el teletrabajo. Tanto que su marido, Daniel González, también tiene su oficina dentro del hogar. El ovetense es directivo tecnológico de una compañía barcelonesa llamada IContainers, que se dedica a la logística marítima. Su puesto es de alta responsabilidad y dirige un equipo de nueve personas. Y, efectivamente, cada uno trabaja desde su domicilio. "He ido contratando gente, alguno incluso en Oviedo y tengo también personal en la India. Hemos creado un ecosistema en red que nos permite trabajar juntos en remoto", señala. Los horarios del día, desvela, están organizados en función de sus tres hijos. La jornada comienza una vez que los dejan en el colegio y acaba cuando vuelven ya bien entrada la tarde. Aunque el cierre de los centros educativos por el coronavirus les ha alterado los esquemas: los niños andan estos días enredando por la "oficina".

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