"Lo intentamos todo. Estamos desesperadas". Lo dicen Belén Costa y Bea de Caso, dos asturianas "atrapadas" en Lanzarote. Hasta la isla canaria se fueron el sábado 7 de marzo para pasar una semana de vacaciones. Todo sin problemas. Entonces, la alarma del coronavirus aún no se había disparado ("nadie imaginaba lo que iba a pasar una semana después") y tanto la compañía aérea (Vueling) como los dueños del apartamento mantuvieron el plan previsto.

Pero el regreso se ha convertido en una odisea que parece no tener fin. Ambas deberían haber volado directamente a Asturias desde Lanzarote el sábado a las seis de la tarde. "Poco antes el vuelo estaba confirmado", señala Belén Costa. "Así que dejamos el apartamento, entregamos el coche de alquiler y nos plantamos en el aeropuerto. Y ahí empezó el problema".

La compañía comenzó a suspender sus vuelos con la Península en cadena y sin previo aviso. Cientos de pasajeros, muchos asturianos y de otras partes de España, se quedaron en tierra. Ahora Vueling, en el caso de las asturianas, les ha dado como alternativa para regresar un vuelo, vía Barcelona, para el próximo sábado 21 de marzo. Hasta entonces, a esperar en Canarias por su cuenta.

"No entendemos nada, ni por qué no avisaron primero ni cómo no es posible que no haya un enlace antes. Lo atribuyen a la crisis del coronavirus, pero es que nuestro vuelo estaba confirmado para las seis y no fue hasta las nueve de la noche cuando salió el Presidente del gobierno hablando del estado de emergencia", se quejan las asturianas.

En el caso de Belén Costa, médico de profesión, la situación es de riesgo, ya que es inmunodeprimida (su sistema inmunológico funciona por debajo del índice de normalidad) y se sometió a un trasplante tiempo atrás. "He tenido que buscar de urgencia el tratamiento y gracias a que soy médico lo he conseguido, pero no ha sido fácil", dice.

Ella y Beatriz de Caso tuvieron que regresar la noche del sábado, tras hacer gestiones sin mucho éxito en el aeropuerto, al apartamento en el que pasaron las vacaciones. Tuvieron suerte de que no estaba alquilado. "Los dueños se han portado de maravilla", dicen.

Ambas no saben qué hacer. La médico está exenta de incorporarse al trabajo mañana lunes por ser grupo de riesgo debido a su dolencia, pero Beatriz de Caso, funcionaria, tendría que trabajar mañana. Por delante tienen una larga semana de angustia e incógnita sobre cómo volverán a casa.

"Todo el mundo habla de que hay opciones, como irnos en ferry a Fuerteventura y desde allí coger un vuelo a Madrid y luego un Alsa a Asturias... Pero tememos que los horarios o los servicios no se cumplan dado el estado de emergencia", explican. Quizás de aquí al sábado la compañía pueda adelantar el vuelo a Asturias dado el interés de las autoridades de facilitar cuanto antes el regreso a todos los turistas movilizados.

"Nosotras solo queremos volver a casa cuanto antes", concluyen.