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"Esto es un aburrimiento, se hace largo", relatan mayores aislados en geriátricos

Unos 14.000 asturianos viven en centros residenciales, donde recurren a la videollamada para mantener el contacto con sus familias

Manuel Cima en la imagen que envió a sus contactos de whatsapp. N.C.P.

Blas no puede contener la emoción. Y llora. Tiene 76 años, pero su capacidad cognitiva está a pleno rendimiento, así que es perfectamente consciente de que el coronavirus es el culpable de que su familia no pueda ir todos los días a verle, igual que en los últimos dos años y medio. Pero es responsable, y se lo explica todos los días a sus compañeros en la residencia en la que vive en el centro de Gijón. Su situación es la misma que la de los otros 14.000 residentes -aproximadamente- en geriátricos públicos y privados del Principado. Así que a sus cuidadores no les queda otro remedio más que buscar actividades y alternativas que hagan más llevadero su confinamiento. Por ejemplo, aprovechar para introducir las nuevas tecnologías e implantar la videollamada por whatsapp. Algunos incluso han empezado a usar la tablet. Aun así, se les hace muy cuesta arriba.

"Estamos muertos de aburrimiento, fía. Nada más que podemos salir a la cafetería del centro hasta las cinco. Terrible". Victoria Rodríguez tiene 85 años "nada más" y unas ganas locas de vivir. Todos los días sale con un hijo que tiene "en silla de ruedas, pero listo.... tiene la cabeza mejor que tú y que yo", asegura. Pues eso, sale todos los días con su hijo Javier y la mujer que le cuida, "una chica rusa que lleva aquí 24 años y habla muy bien español". Tiene más familia en Bruselas, otro hijo, "que también viene a verme de cuando en cuando". Pero "ahora nada. Javier llámame todos los días, pero no es lo mismo. Antes salíamos los tres y ahora, mira, todos presos".

Así que esta mierense y otros compañeros residentes pasan el día entre la gimnasia de mantenimiento y las partidas de cartas y de parchís. Y también con el cine. Blas Santos, por ejemplo, está "enganchado" a una serie sobre Chernóbil: "Son seis capítulos. Está bien hecha, pero tiene algunos fallos y a veces no me aguanto y se lo digo a mis compañeros". Porque Blas trabajó en una central nuclear, "y sé un poco de lo que hablo", dice humildemente.

Casado y con cuatro hijos, está acostumbrado a recibir visitas a diario. "Hablo por el móvil con mi mujer y mis hijas, pero no es lo mismo. Tengo un hijo en Australia y con él hablo por Skype. Pero les echo mucho de menos, porque no es lo mismo", relata a medida que la emoción le va embargando. "Entiendo lo que pasa porque tengo las noticias puestas todo el rato, y se lo explico a lo demás, aunque desde el primer día aquí nos lo explicaron todo y nos mentalizaron, pero se está haciendo muy largo", añade.

Noemí Clavijo Pinto es animadora y comunicadora de lenguaje de signos en el Hospital Gijón-Centro Sociosanitario y desde que los familiares no pueden acceder al centro ha detectado un incremento de residentes que participan en las distintas actividades. "Incluso aportan ideas de cosas que podíamos hacer. Demandan más atención porque necesitan estar más entretenidos, Así que tenemos que adaptar las actividades a las necesidades de cada uno", explica. También buscan la manera de hacer videollamadas "para mantener el contacto con las familias y que se puedan ver, porque es importante para ambas partes", explica.

Manuel Cima, por ejemplo, ha decidido sacarle partido a las nuevas tecnologías, y ayer mismo pidió que le sacaran una fotografía con su móvil para enviársela a sus contactos de whatsapp para que vieran que está bien.

Arsenio Alonso-Collada es el presidente de la Asociación de centros geriátricos del Principado (Ascege), la patronal de los geriátricos privados en Asturias y miembro del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs), de ámbito nacional y que le permite conocer de primera mano la situación e iniciativas en otras comunidades autónomas. Sus primeras palabras son para "agradecer la profesionalidad y la excelente labor de todos los profesionales", porque "estos son momentos difíciles para nuestros residentes, que necesitan más atención y más cariño de lo habitual porque sus familias no están con ellos".

El presidente de Ascege se muestra optimista porque "de momento vamos afrontando la situación", pese a los casos positivos detectados en las residencias públicas de Grado y Oviedo. Pero advierte: "Saldrán más casos y ninguno estamos libres, porque los síntomas tardan en mostrarse varios días y quién sabe si fue a una residencia y lo contagió", señaló.

Alonso-Collada sí reclama a la Administración que cuanto antes se suministren mascarillas y guantes a todo el personal: "Normalmente todos las tenemos, pero fueron confiscadas a los proveedores y solo suministra el material la Administración. La Consejería de Derechos Sociales sabe de nuestras necesidades, y que consideramos que estamos en primera línea de actuación con los mayores, que son los más vulnerables, y que tenemos que tener la protección más adecuada. Esperamos que se atienda la necesidad en el menor tiempo posible, para que también podamos aportar así nuestro granito de arena a la contención del virus".

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