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Desde mi encierro

El campo base en casa

La alpinista Rosa Fernández combate el confinamiento con bicicleta bajo techo, lectura y optimismo: "Saldremos fortalecidos"

Rosa Fernández, en su casa, con la bicicleta en el rodillo. R. F.

Rosa Fernández Rubio (Cangas del Narcea, 1960), seis ochomiles, las cimas más altas de cada continente y un sinfín de cumbres en años y años de alta montaña, ha llegado a estar semanas enteras encerrada en una tienda de campaña, "con viento y nevando" en un campo base en altura, pero esto no es aquello En casa y a la fuerza "es diferente". Casi peor. "Allí estoy en el medio donde me gusta estar, esto no tiene nada que ver". De todas formas, cinco días de aislamiento con calefacción y agua caliente no son nada para una mente curtida en el alpinismo de alta exigencia. Y catorce, tampoco. En el menú diario de una montañera bajo techo sigue habiendo entre dos horas y media y tres de ejercicio, con la bicicleta en el rodillo y tablas a distancia de cuarenta minutos de trabajo sin máquinas, con instrucciones por internet.

No es lo mismo, no hay ecosistema más hostil para una alpinista que un espacio cerrado, pero también se puede no parar sin salir. En el de su casa de Oviedo, Rosa Fernández apenas ha encendido la televisión, enfrascada en la puesta al día de tareas que había postergado hace tiempo. "Me he puesto a clasificar fotos", y habiendo empezado por las de su primera expedición, en 1997, tiene obra para rato. Ha empezado haciendo "esas cosas que nunca hago, porque no me acuerdo, por falta de tiempo o porque al estar mucho fuera de casa van quedando pendientes". Por si el encierro dura tanto que se acaban las fotos, o por si acaba por aburrirse, tiene a mano "Mi hermano en el alma", el libro en el que el legendario alpinista y premio Princesa de Asturias Reinhold Messner glosa su tardía amistad con otro mito de la montaña, Walter Bonatti. Para cuando se le acabe, tiene en la recámara las pertinentes lecciones sobre la existencia y la resistencia que ha escrito el investigador Carlos López Otín, "La vida en cuatro letras"; para siempre, el optimismo y la resiliencia de alguien que ha vivido pasando por encima de las dificultades: "Saldremos fortalecidos. Es muy importante la paciencia, pero ahora tenemos una oportunidad de compartir cosas de las que a veces nos olvidamos? Nos va a venir bien".

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