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Adela González | Otorrino, experta en trastornos gustativos y olfativos

"Los pacientes con pérdida de olfato sin otros síntomas podrían haber sido los portadores ocultos que propagaron el Covid-19"

La otorrino Adela González sostiene que "hay hasta 200 virus diferentes que pueden causar trastornos olfativos"

Adela González. Ángel González

La otorrinolaringóloga Adela González fue la impulsora y creadora de la primera consulta de olfato que existió en la sanidad pública asturiana, en el hospital de Cabueñes. Desde 2011, cuando se puso en marcha dicha unidad, hasta su reciente jubilación calcula que pudo valorar a unos 600 pacientes asturianos con alteraciones de olfato y sabor debidas a diferentes causas, "siempre muy coincidentes con la casuística mundial", dice. Ahora es una de las expertas que sigue con gran interés las revisiones mundiales sobre la vinculación entre el Covid-19 y las pérdidas bruscas o trastornos de olfato y sabor.

-¿Qué hay de cierto entre la enfermedad del Covid-19 y la pérdida de sabor y olfato por parte de algunos pacientes? ¿Tenía alguna sospecha de que pudiera estar pasando algo así?

-Se sabe que las enfermedades infecciosas de origen viral del tracto respiratorio superior son una de las principales causas de pérdida olfativa en adultos. Los agentes causales son el virus del resfriado común, el de la gripe y hasta 200 virus diferentes (coronavirus también) que pueden causar pérdidas olfativas. Por lo tanto cabe pensar que el nuevo virus COVID-19 también cause anosmia en pacientes infectados. Ya hay buena evidencia en Corea del Sur, China e Italia de que un número significativo de pacientes han desarrollado anosmia y/o hiposmia. En Alemania, dos de cada tres casos confirmados refieren anosmia. En Corea del Sur, donde las pruebas se han generalizado, el 30% de los pacientes con resultado positivo han tenido esa pérdida olfativa como su síntoma principal de presentación en casos leves. Yo personalmente he tenido conocimiento de un caso de anosmia transitoria, con síntomas de resfriado común hace un mes, pero no he podido confirmar la etiología por COVID-19.

-¿Por qué no se habló de esos síntomas hasta hace poco y no se citaban entre las más clásicas como la fiebre, la tos o la dificultad para respirar?

-Mi opinión personal es que todos los profesionales implicados estábamos más atentos a los aspectos alarmantes de la pandemia en cuanto a la rápida propagación, la morbilidad/mortalidad y que se pudiera producir una insuficiencia de recursos sanitarios para la debida atención a los pacientes afectados, que a la aparición de estos síntomas en particular. La llamada de atención fue debida, precisamente, al creciente número de pacientes que referían pérdida brusca de olfato y sabor o alteraciones en el olfato como síntomas asociados a infección COVID .

-¿Tiene algo de especial este síntoma?

-Tiene la connotación de que puede ser además el único síntoma o aparecer antes que otros más típicos como tos, fiebre, etc€ Existe la posibilidad de que el aumento aparente en la incidencia pueda simplemente reflejar la atención que el COVID-19 ha atraído de los medios de comunicación y que tales casos pueden ser causados por cepas típicas de rinovirus y coronavirus. Como ha habido un aumento significativo de pacientes que presentan anosmia en ausencia de otros síntomas, podría pensarse que estos pacientes pueden ser algunos de los portadores ocultos que han facilitado la rápida propagación del COVID-19.

-O sea, que percatarse de esas pérdidas de sentido podría ser un buen test de alerta. ¿O no?

-Potencialmente podría utilizarse como una herramienta de detección para ayudar a identificar a pacientes asintomáticos para un mejor autoaislamiento.

-¿Hay alguna razón que explique esa relación del virus y el bloqueo olfativo o del gusto?

-Se cree que la disfunción olfatoria de etiología postviral es provocada por lesiones en las células receptoras del olfato, por lo tanto es un síntoma caracterizado por pérdida súbita de función de la percepción olfativa, posterior a una infección de vía respiratoria superior.

-En esos pacientes ¿qué es más frecuente, la pérdida de olfato o de la capacidad de saborear?

-El paciente refiere muchas veces pérdida de gusto pero eso incorrecto: el gusto no lo ha perdido, mantiene la capacidad de discernir el sabor dulce, salado, ácido, amargo y umami. En realidad lo que ha perdido es el olfato y el sabor, siendo este último el olor que percibimos por vía retronasal, de los alimentos ingeridos, al comer o al beber, que no puede ser percibido por la lesión producida a nivel del epitelio olfativo.

-¿Es un trastorno que pueda ser definitivo, sin recuperación?

-La pérdida de olfato debida a las infecciones virales conocidas hasta ahora puede ser temporal o definitiva, También puede ser parcial o total. En cualquier caso es angustiante para quienes la padecen. En este momento no sabemos si los efectos del COVID-19 sobre el olfato serán transitorios o no.

-Algunos minusvaloran este tipo de síntomas frente a la fiebre o la dificultad para respirar. Pero es un trastorno que puede llegar a afectar mucho a las personas, ¿no?

-La pérdida de olfato afecta y mucho, la calidad de vida de quien la padece, tanto en el ámbito privado, como social y laboral. Puede implicar un mayor riesgo de accidentes, problemas de desnutrición sobre todo en ancianos, descontrol de la higiene, reducción de acceso a determinadas profesiones etc€ Es decir, no es un problema menor por las implicaciones mencionadas anteriormente.

-¿En qué otras enfermedades se da una relación habitual con la anosmia?

-Las causas principales de pérdida de olfato son las rinosinusales (sinusitis, pólipos€), las virales, la presbiosmia (edad avanzada), las de origen traumático, también las congénitas bien como síntoma aislado o sindrómico y cada vez cobra más auge el olfato como sensor precoz de Enfermedad de Parkinson y Enfermedad de Alzeimer.

-¿Se puede hacer algo durante el transcurso de la enfermedad para mitigar esa pérdida de olfato y de gusto, o para sufrirlo menos?

-Como tratamiento para la pérdida olfativa en este caso concreto no se aconseja tomar esteroides orales, si bien es seguro el uso de esteroides nasales. Se recomienda hidratarse, guardar reposo y cuidarse en general. Para la pérdida olfativa puede ser útil la rehabilitación olfativa que consiste en entrenar (como si de un ejercicio físico se tratara) con olores habituales de la vida diaria olfateando comida, perfumes, vino u otras bebidas€ e intentando si se huele, por poco que sea, memorizarlo.

-¿Y si una vez recuperado del coronavirus no recupero el olfato o el gusto, qué puedo hacer?

-Una vez que la pandemia haya desaparecido y las autoridades sanitarias consideren que podemos volver a la normalidad, la persona que sufra algo así debería acudir al especialista, en este caso al otorrinolaringólogo, para exploración de la vía respiratoria superior con fibroscopio y realización de un test de olfatometría para la medición en calidad y cantidad de la percepción olfativa y gustativa. El experto ya le indicará si hay que realizar otras pruebas complementarias.

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