Las pantallas faciales caseras no valen, pero sus fabricantes no dejarán "de ayudar"

"No vamos a dejar de ayudar a quienes más lo necesitan: nuestros sanitarios". Esta es la contundente respuesta que ha lanzado la Asociación Makers Asturias, el colectivo que gestiona una red de más de 700 voluntarios, a raíz de que el Servicio de Salud del Principado (Sespa) retirase de los hospitales las pantallas de protección facial que imprimen en 3D desde sus casas. ¿El motivo? No están homologadas, según las autoridades sanitarias. Los 'makers' recuerdan que su trabajo es "altruista, desinteresado, solidario y por motivos muy urgentes", ya que "en ningún caso se les está surtiendo (al personal sanitario) de otro tipo de protecciones". "Se les está dejando con la cara al descubierto", se quejan.

Hasta la fecha, los "makers" asturianos habían donado más de 750 viseras de protección. El desarrollo de estos modelos, aseguran, se hizo contando "con el feedback de los hospitales, hablando con médicos y gerentes, llevando varios prototipos, actualizando los modelos y cumpliendo con todas sus exigencias". "Tenemos una demanda muy superior a nuestra propia capacidad de producción; los hospitales nos han pedido más de 500 unidades de mano cada uno", aseguran. El colectivo cuenta con un coordinador en cada zona, que se encarga de la recogida y entrega de pantallas, para que nadie incumpla el confinamiento. "En otras comunidades, como la de Madrid, ante esta situación de emergencia y la falta de stock de material han validado temporalmente el uso de este tipo de visores", comentan.

La retirada de las pantallas por parte del Sespa fue ayer objeto de crítica por parte del sindicato CSIF, que considera que el protocolo actual está "obsoleto". En el comunicado enviado a representantes sanitarios, el Sespa indica que "todas las viseras que se están haciendo con impresoras en 3D no están autorizadas".