Un segundo funcionario de la prisión de Asturias se ha infectado con el coronavirus. Se trata de un empleado de interior, en contacto con los reclusos. Ayer mismo, por la mañana, acudieron a la prisión treinta soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que desinfectaron las zonas comunes de la prisión, como los patios, las galerías, las escaleras y el comedor. También higienizaron los accesos como el que atraviesan los reclusos cuando entran de permiso o, en días pasados, los familiares para acudir a los vis a vis en el interior de la cárcel. La limpieza fue solicitada por la Delegación del Gobierno después de que el sindicato ACAIP-UGT pidiese esta medida ante el riesgo de extensión del virus entre los funcionarios y la población reclusa, entre la que se cuentan numerosas personas inmunodeprimidas y por tanto susceptibles de sufrir la infección con toda su virulencia.

Los sindicatos se han quejado amargamente de la ausencia de medios para prevenir el contagio en el interior de la cárcel. A los funcionarios se les han facilitado unas mascarillas de tipo quirúrgico, que, como se sabe, no impiden el paso del virus. Además, los funcionarios deben usar la misma mascarilla durante todo el turno, que a veces se extiende durante catorce horas. Otra medida solicitada es que se mida la fiebre a los funcionarios al entrar a trabajar.

Los trabajadores está preocupados porque pueda dispararse la violencia. El hecho de que el Congreso haya rechazado de nuevo que se les conceda la condición de autoridad tampoco ayuda, como denuncia "Tu abandono me puede matar". Quizá para tranquilizar a los reclusos, Instituciones Penitenciarias repartirá teléfonos móviles entre ellos para que puedan hacer videollamadas a sus familiares.