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Cien años de soledad

Vida contra vida

Vida contra vida

Macondo amanece otra vez entre nieblas. Los manzanos, los avellanos, la carretera deben de seguir ahí. Se intuyen, dejaron de verse. Como los planes del Gobierno para la economía. Multitud. Milmillonarios. Aunque nadie encuentra un euro. José Ramón, de Pumarabule, autónomo, anda indignado con las administraciones y su desesperante burocracia: "Es mentira lo que cuentan los políticos. Trileros. Las herramientas informáticas para los trámites están deshabilitadas o colapsadas. No hay forma de cursar un papel. Y para cobrar las ayudas que prometen te fríen antes a requisitos".

Siempre resulta injusto generalizar. Habrá consejerías que rindan en plenitud aun con todo el personal en sus casas. Habrá también alguna con galbana. Casi 60.000 empleados en autonomía, ayuntamientos y departamentos estatales. La mayor empresa de Asturias. Como doce siderurgias de Arcelor juntas: 1.800 nuevas plazas el ejercicio pasado, a la cabeza de España. Los papelotes atascan las oficinas. Los funcionarios funcionan y la cosa no funciona. Nadie realiza autocrítica. Nadie imprime un giro de eficiencia a las administraciones. La rutina.

Incursión para recoger medicamentos. Los farmacéuticos son otros héroes de la pandemia. Poco o nada reconocidos. Los de esta farmacia, a medio camino entre el condado y la puebla, han llenado el suelo de largas líneas de colores para distribuir las colas hacia las cajas. Un arcoíris de recetas. Atienden tras una lámina de metacrilato ideada exprofeso. Como taquilleros del metro. Como en un banco del Oeste sin vaqueros.

Una jubilada rebelde refunfuña. No asume a estas alturas de su existencia restricciones tan radicales. Una vecina da parte de la situación de su cónyuge enfermo. Positivo el marido y positiva la novedad. Entre los que aguardan, Pelayo, empresario. Con negocios aquí y en el Caribe. Intentando aguantar la marea aquí y en el Caribe. "Ya lo decía mi padre: 'los problemas de perres no son problema porque con perres se arreglen'. La salud no tiene precio".

Susana, recluida en Llanes, incombustible luchadora, ha hablado con su editorial para que liberen sus obras y cualquier enfermo postrado, o ciudadano preso, pueda leerlas libremente. "Resistid con muchas precauciones, esto va a ser muy largo". Berta, desde Noreña, comparte por correo electrónico que la pandemia es pura vida: "La del virus o la nuestra. Pinker vendría muy bien en las altas esferas". Su marido rastrea el árbol genealógico y filosofa: "No me había enterado hasta hoy de un antepasado que falleció por la gripe española de 1918. Qué paradoja y escalofrío pensar que sin él en mi familia muy probablemente no habría existido. Vida contra vida".

Un gato camina solo por el túnel de lo que en el viejo mundo fue una autovía atestada. Con guantes no cazará ratones. Tampoco le cazarán a él los coches esfumados. Los animales retoman el control de la naturaleza urbanizada. El "hachu" funcionó. Ella hizo un gran trabajo con la cabellera de él. A pesar de los pesares: "Ven acá. A ver ese ricito. Tienes pelo de reno. Fino y blanco". Esto no acaba en divorcio por un pelo. De reno.

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