El COVID-19 está en Asturias y va a seguir en la región durante mucho tiempo, aunque se supone que con efectos sobre la sociedad notablemente inferiores a los observados en las últimas semanas. Sin embargo, la Consejería de Salud estima que está llegando el momento de dar un nuevo paso: comenzar a recuperar -de manera gradual- la actividad ordinaria del sistema sanitario, totalmente yugulada tras la irrupción de la pandemia de coronavirus. Y en esta hoja de ruta se incardina la apertura inmediata del hospital de campaña, de 144 camas, instalado en el recinto ferial Luis Adaro, de Gijón, que desde el comienzo de la semana pasada incluso está dotado de personal.
Varias fuentes consultadas ayer por LA NUEVA ESPAÑA coincidieron en dar por seguro que hoy mismo llegarán los primeros pacientes a la instalación. Sobre el papel, ha de tratarse de personas con síntomas muy leves pues, pese a tratarse de un espacio medicalizado, los especialistas consideran que no reúne condiciones para atender a enfermos en situación delicada o para administrar tratamientos intensivos.
Ya el pasado miércoles se dio por seguro que los pacientes estaban a punto de llegar al hospital improvisado en el recinto ferial. En aquel momento, entre los profesionales sanitarios y los sindicatos prevalecía el criterio de que la entrada en servicio del hospital de campaña era "absurda" o, cuando menos, "innecesaria", habida cuenta de que una porción relevante la red hospitalaria de la región está libre de enfermos, aunque sometida a los rigores que implica una pandemia. Los más críticos aludían a "matices políticos, más allá de los sanitarios".
A última hora de la tarde de ayer estaban hospitalizados en Asturias 371 infectados de coronavirus en las plantas y 61 en las unidades de cuidados intensivos (UCI). Además, había otro número indeterminado de pacientes -no muy elevado, con total seguridad- con otras patologías. Estas cifras hay que confrontarlas con las más de 2.700 camas de hospitalización y 204 de UCI que suman los hospitales de la región.
Todo apunta a que los enfermos que sean albergados en el recinto ferial de Gijón no podrán llegar directamente desde sus domicilios o desde residencias de mayores, sino que previamente deberán pasar por un hospital para ser valorados adecuadamente, y posteriormente trasladados al recinto ferial.
