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El láser saca a la luz los vestigios de un campamento romano contra los astures

El hallazgo, en las proximidades del castro de Las Labradas, en Zamora, documenta por primera vez el asedio contra los pobladores norteños

Un vecino contempla el castro de Las Labradas. LA OPINIÓN DE ZAMORA

Los astures cismontanos, los que vivían al sur de la cordillera Cantábrica, tuvieron su mayor asentamiento en Las Labradas, en la actual provincia de Zamora, y en él resistieron el asedio de los romanos hasta el siglo I antes de Cristo. Es bien conocido el campamento de Petavonium, en el valle de los Vidriales, desde el que la Legio X Gemina lanzaba sus ataques, pero antes existió otro emplazamiento militar, descubierto y documentado por arqueólogos de Cantabria y Castilla y León utilizando modernas técnicas de teledetección.

José Ángel Hierro Gárate, Enrique Gutiérrez, Rafael Bolado, los tres del colectivo "Agger"; Eduardo Peralta, del proyecto de investigación "Guerras Cántabras", y Julio Manuel Vidal, de la Junta de Castilla y León, son los integrantes del equipo que ha localizado un castrum y un castellum romanos, desde los que los legionarios lanzaban sus ataques a los irreductibles astures. El artículo que contiene sus hallazgos y las conclusiones de sus investigaciones de ese emplazamiento, situado entre las localidades zamoranas de Arrabalde y Villaferrueña, se publicará en el próximo número de la revista "Estudios Humanísticos. Historia", de la Universidad de León.

José Ángel Hierro Gárate explica que sus indagaciones se remonta a 2018. Ese año encontraron los primeros indicios y advirtieron de su presencia a la Junta de Castilla y León. El asentamiento militar que ahora han documentado él y sus compañeros arqueólogos es de una extensión más reducida a la del Petavonium, un conjunto formado por un campamento de campaña, el de La Mina, y, más avanzado, un castellum, situado junto a la muralla más occidental y más próximo al castro astur.

El primero se extendía, según las observaciones de los arqueólogos, por unas seis hectáreas y tenía capacidad para unos tres mil hombres y el otro, de una hectárea y a unos doscientos metros de la muralla astur, serviría para hostigar a los defensores con catapultas, escorpiones y otra artillería de torsión, típicamente romana.

La investigación arqueológica, realizada con una sofisticada técnica de escaneo por satélite, aporta por primera vez evidencias de un asedio romano a ese castro. Debió ser, explica Hierro Gárate, un cerco breve, en el que los pobladores astures sucumbieron al embate de los romanos.

Los asentamientos de los romanos durante el asedio fueron identificados mediante un sistema de procesamiento de datos denominado "Lidar", una técnica de teledetección óptica con la que se obtienen modelos digitales del relieve y que se emplea en prospección arqueológica.

La de El Marrón y Las Labradas es una zona de gran riqueza arqueológica y de gran interés para conocer el avance de los romanos en su avance hacia el norte de la Península Ibérica. "En el interior del castro aparecieron materiales militares dispersos, pero se ha excavado poco", comenta Hierro Gárate, así que queda mucho trabajo por hacer.

El equipo que firma la investigación sobre el emplazamiento militar ahora documentado da por terminado su intervención, pero las indagaciones sobre el yacimiento no han pasado de la fase inicial, según el arqueólogo. "Queda mucho por hacer", comenta Hierro Gárate, y mucho trabajo de campo, que se escapa a su método de trabajo. "Nosotros estamos más centrados en el frente cántabro, este trabajo ha sido una excepción, pero creíamos que era importante para entender el yacimiento", indica.

José Ángel Hierro Gárate y el equipo de arqueólogos del que ha formado parte en esta investigación no han trabajado hasta ahora en el Principado de Asturias. Es un territorio que se escapa a su área de interés, pero conocen bien la labor de compañeros como Jorge Camino y Alfonso Fanjul, y el trabajo en yacimientos como el de La Carisa, en Lena, y otros en el Occidente.

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