Los nuevos planes de la consejería de Educación fueron recibidos ayer con unanimidad en la crítica por parte de los sindicatos y la oposición mientras que colectivos de padres ven "algún avance, pero también lagunas".

El sindicato educativo SUATEA lamentó el tiempo perdido porque "llevamos todo el verano pidiendo clarificar el nuevo curso y hemos tenido que esperar a los últimos días de agosto para que empiece a moverse algo. Bienvenido sea", dijo Tino Brugos tras subrayar que los equipos directivos de los centros "llevan tres meses trabajando en el nuevo curso y ahora les cambian las reglas de juego". Aunque admitió "cierta esperanza" por la ratio de 20 alumnos por aula hasta 2º de la ESO, advirtió que "las cifras no nos cuadran".

Gumersindo Rodríguez, de ANPE, lamentó la "pésima gestión de esta Consejería" y consideró las nuevas medidas conocidas ayer como "una rectificación total" de las instrucciones para el inicio del curso, publicadas el pasado 31 de julio. En su opinión "no es de recibo" que no se contrate a personal de Enfermería para el puesto de responsable de covid-19, una posición en la que coincide CSIF: "Las medidas no funcionarán si no se contrata a personal sanitario en los centros y se refuerza mucho más el número de docentes". A juicio de Maxi Fernández, de UGT, la consejería de Educación "está aprovechando el clima general para ocultar su falta de eficacia y las consecuencias de no haber escuchado a los sindicatos.

Eva María García, de la plataforma de padres críticos con el modelo de vuelta a las clases, admitió, a título particular, "algún avance", como la implantación de la fórmula semipresencial para los cursos comprendidos entre 3º de la ESO y 2º de Bachillerato. "Es una buena medida bajar esa ratio", valoro. Y aseguró que el retraso en el inicio del curso "me lo esperaba". Pero "todavía hay lagunas: la burbuja no existe por mucho que la quieran vender. Los padres de los alumnos salen a trabajar. Somos conscientes de que el riesgo cero no existe, pero deberían darle una vuelta más. No se ha escuchado a los padres".

Entre los grupos de la Junta General también fueron mayoría las críticas al Gobierno regional y a la consejera de Educación, Carmen Suárez. "El Gobierno de Barbón retrasa el inicio del curso porque no ha hecho los deberes a tiempo y no tenía nada previsto a estas alturas. Este Gobierno vuelve a llegar tarde y esa falta de planificación genera incertidumbre y perjudica a colegios y familias, que llevan sufriendo este caos seis meses", cuestionó Gloria García (PP). El retraso en el inicio del curso "es la constatación de un fracaso", en opinión de Luis Fanjul (Ciudadanos), quien recordó que su partido llevaba meses pidiendo esa medida. Para Nuria Rodríguez, es "absolutamente deficiente" la gestión de Educación "por no contar con el profesorado para modificaciones sensibles de sus condiciones de trabajo". Ángela Vallina (IU) cree que "hay que exigir que el inicio de las clases se haga de la mejor manera posible para garantizar la salud de escolares y profesores". Adrián Pumares (Foro) e Ignacio Blanco (Vox) coincidieron en exigir la dimisión inmediata de la consejera de Educación, por el retraso del inicio del curso. El contrapunto llegó de Dolores Carcedo, la portavoz del PSOE: "El comienzo de las clases unos días después de lo inicialmente previsto busca garantizar una enseñanza de calidad y velar por la salud de todos los que forman parte del sistema educativo", defendió.