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Quino deja huérfana a Mafalda

El dibujante argentino, de ascendencia andaluza, que fue premio "Príncipe de Asturias" de Comunicación y Humanidades en 2014 y enseñó a pensar con libertad a varias generaciones, fallece a los 88 años en su localidad natal de Mendoza

Fallece el creador de 'Mafalda', Quino, a los 88 años

Fallece el creador de 'Mafalda', Quino, a los 88 años

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Fallece el creador de 'Mafalda', Quino, a los 88 años Elena Fernández-Pello

Joaquín Salvador Lavado Tejón, Quino, (Mendoza, Argentina; 1932) se pasó la mitad de su vida intentado averiguar quiénes eran los buenos y quienes los malos. Como sus padres eran andaluces, de Fuengirola, emigrados a Argentina en 1919, creció pensando que todos los españoles eran estupendas personas, pero al cumplir cuatro años, con la Guerra Civil en España, de la que tan pendientes estuvieron en su casa, descubrió que también los malos. Luego, en la escuela, le enseñaron que los buenos de verdad eran los argentinos. Los ingleses eran malos porque habían robado las Malvinas y Gibraltar, pero al llegar la Guerra Mundial pasaron a ser buenos. La madeja se fue enredando más y más, y Quino decidió zanjar el asunto poniéndose a dibujar, en silencio, porque "hablando se arriesga uno a decir cosas equivocadas sobre el bien y el mal". Así llegó Mafalda, que iba a ser un anuncio de lavadoras y acabó por responder muchas de las preguntas sobre el bien y el mal que se hacía su autor, y como él, una gran parte de la humanidad. Quino falleció ayer, a los 88 años, en Mendoza, su ciudad natal, donde se había mudado con unos sobrinos al fallecer su esposa, y en los últimos años parecía haber resuelto algunas de sus inquietudes vitales. "Dibujo para que el mundo vaya para el lado de los buenos, el de los Beatles, el de Lennon", confesó a raíz de la concesión del premio "Príncipe de Asturias" de Comunicacón y Humanidades, que recogió en Oviedo en 2014.

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La vida de Quino, en imágenes

"Al final ¿cómo es el asunto? ¿uno va llevando su vida adelante, o la vida se lo lleva por delante a uno?", podría preguntar ahora Mafalda a su creador. Quino se presentaba como perdedor de la última guerra española en su condición de hijo de inmigrantes republicanos , como un "obrero del dibujo", con convicciones de izquierda. Combatió toda su vida con una precaria salud. Cuando viajó a Asturias en 2014 se desplazaba en silla de ruedas y había perdido mucha visión, a consecuencia de un glaucoma; varias veces, por una u otra razó, tuvo que pasar por el quirófano. Era un genio del humor y, sin embargo, solía decir que "temas para ser optimista hay bastante pocos". No quiso tener hijos, porque pensaba que era "una mala porquería traer a alguien aquí sin haberle preguntado". Él, huérfano en la adolescencia, vivió la muerte de sus padres "como una traición". Lo rescató su tío Joaquín Tejón, pintor y diseñador gráfico, de quien heredó la vocación.

A los 13 años, Quino se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, pero en 1949 "cansado de dibujar ánforas y yesos" la abandonó por las historietas y el humor. A los 18 se trasladó a Buenos Aires en busca de un editor. Hubo años de penurias económicas antes de conseguirlo, en 1954 en el semanario bonaerense "Esto es". "El día que publiqué mi primera página pasé el momento más feliz de mi vida", confesaba, siendo ya un autor consagrado. Fue así hasta su boda con Alicia Colombo, en 1960. Su enlace con la joven química, nieta de inmigrantes italianos, fue otro de los acontecimientos decisivos de su vida. Juntos salieron de Argentina en 1976 y se instalaron en Milán, tras el golpe militar y el ascenso al poder de Videla.

Mucho antes, en 1963, el dibujante había publicado su primer libro de humor, "Mundo Quino", una recopilación de dibujos de humor gráfico mudo, prologados por Miguel Brascó. Fue él quien lo presentó a Agens Publicidad, una agencia que andaba buscando un dibujante que creara una historieta para anunciar el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos, marca "Mansfield". Por eso, la agencia le impuso que los nombres de los personajes empezaran por la letra M. De ahí lo de Mafalda, un apelativo que había escuchado en la película "Dar la cara", una adaptación de una novela de David Viñas en la que aparecía una niña que se llamaba así.

La campaña publicitaria no salió adelante, pero Quino guardó algunas tiras que le serían útiles unos meses después, cuando decidió dar vida al personaje que lo haría famoso. El periodico porteño "Primera plana" publicó en 1964 la primera viñeta de Mafalda. Aquella chiquilla de seis años, sus amigos y su familia, acabaron con el tiempo en los diarios de todo el mundo y los álbumes con sus historietas, de los que se han vendido millones de ejemplares, fueron traducidos a más de 30 idiomas. Umberto Eco, que también es premio "Príncipe de Asturias", introdujo a la niñita respondona en Italia y en España lo hizo la editora Esther Tusquest. En 1973 Quino dejó de dibujarla, pero por muchos años que pasaran Mafalda no envejecía. Hasta su creador se sorprendía de ello: "Me sorprende siempre la actualidad de lo que dibuje hace 40 o 50 años".

Quino estuvo tres veces en Asturias. Visitó Gijón en el año 2000 a recoger el premio"Haxtur" del Salón del Cómic y otra vez en 2006, para participar en el Salón del Libro Ibeoramericano que organizaba Faustino Rodríguez Arbesú. La tercera vez vino a recoger el premio "Princesa de Asturias", al que le había propuesto el geógrafo gijonés y ex rector de la Universidad Complutense Rafael Puyol. Cada vez que viaja a Oviedo Puyol se acerca al campo San Francisco a saludar a la escultura de Mafalda. Él conocía de memoria la obra grafica del dibujante argentino, incluso ha utilizado algunas de sus viñetas en sus artículos y recuerda que, de la conversación que mantuvo con Quino en Oviedo, salió "reconfortado". "Era un hombre profundamente inteligente, un prototipo de gran inteligencia a través del humor". En su día, el jurado de aquellos premios consideró que Quino había sabido "combinar con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento" y que sus personajes "trascienden cualquier geografía, edad y condición social".

De aquella visita guarda un gran recuerdo el cocinero Luis Alberto Martínez, uno de los seleccionados por la Fundación "Príncipe de Asturuas" para cocinar para Quino, durante su estancia en Asturias, una receta de sopa que pudiera complacer a Mafalda, a pesar de su provervial aversión hacia ese plato. "Estuvo encantador y fue muy divertido". También él conocía sus tiras y se maravilla de "lo actualizadas que están a día de hoy".

La ex alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, guarda como oro en paño una Mafalda hecha por mujeres presas y caracterizada como una funcionaria de prisiones, de su época como secretaria de Estado de Prisiones. Sabían lo mucho que le gustaba el personaje y quisieron regalársela. "Mafalda transmite con fuerza verdades como puños, medio en broma medio en serio, era un reflejo del feminismo y la lucha de la igualdad de aquella época", dijo Felgueroso.

A la escritora Leticia Sánchez Ruiz, que ha investigado a fondo el personaje de Mafalda y que le dedicó una conferencia en el ciclo "Transgresoras" en la "Semana negra", la muerte de Quino la ha dejado descoloca. "Le debo la persona que soy, la adulta que soy hoy vuelve a las tiras de Mafalda cuando está perdida", dice. "Quino nos hizo librepensadores", afirma, "nos enseñó que otro mundo era posible".

Para la directora de la red de bibliotecas municipales de Oviedo, Chelo Veiga, con Quino "se va un escritor que ayudó a muchas generaciones a pensar a través de las imágenes" y al editor Jorge Salvador, de Pez de Plata, la muerte del dibujante le hace pensar en "lo importante que era para él el humor y lla mucha falta que nos hacen más quinos. A la gente que se dedica al humor la deja huérfana".

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