Países Bajos, que supera a España o Francia en positivos acumulados los últimos 14 días, declaró ayer un "confinamiento parcial" de un mes como "única manera" de frenar la segunda ola de coronavirus, lo que supone el cierre de la hostelería y la prohibición de venta de alcohol y droga por las noches a partir de hoy.

El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, reconoció que "las medidas van a doler" a los diferentes sectores afectados, que tendrán que cerrar sus puertas durante al menos un mes, o reducir su aforo hasta un máximo de treinta personas, pero también al resto de la sociedad, que tendrá que lidiar con la ansiedad y la soledad provocada por un mayor aislamiento.

"Vamos hacia un confinamiento parcial. Eso duele, pero es la única vía", anunció el jefe del Gobierno en rueda de prensa, alertando de que hasta un 75 por ciento de la atención regular en los hospitales tendrá que cancelarse en las próximas semanas si los contagios siguen creciendo al ritmo habitual, saturando así el sistema sanitario.

Para frenar los contagios, se deben "reducir drásticamente" los contactos sociales y la movilidad, por lo que la medida clave de la estrategia contra la segunda ola es el cierre de bares, restaurantes, terrazas y "coffeeshops", durante al menos cuatro semanas, y Rutte prometió "otro paquete de ayudas económicas"" para los negocios afectados.