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Laboral Centro de Arte contrata operarios de una Empresa de Trabajo Temporal para mover muebles y dar descansos

El centro de arte gijonés, con ocho trabajadores en plantilla, recurrió en un año a 94 empleados externos a través de la misma ETT | Karin Ohlenschläger: "Noventa ordenadores me parecen pocos"

Karin Ohlenschläger, directora artística de Laboral Centro de Arte, en una imagen de archivo. ÁNGEL GONZÁLEZ

En Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, un equipamiento que tiene en nómina a ocho trabajadores, mover unos ordenadores de una sala a otra dentro del centro requiere de un contrato con una empresa de trabajo temporal (ETT). Así consta en las sucesivas relaciones de contratos menores del centro, que recoge sistemáticas contrataciones con la ETT gijonesa Flexiplan, a la que los responsables de Laboral Centro de Arte acudían cada vez que tenían que realizar tareas como preparar las propias salas del centro para talleres, mover mobiliario o equipo sencillo por el interior de las instalaciones, o cubrir determinados puestos en vacaciones o ante permisos del personal. Una dinámica que se ha reforzado desde que, en 2017, el equipamiento fuese condenado por un caso de falsos autónomos, que le costó al centro gijonés un cuarto de millón de euros.

Solo en el año 2019, Laboral Centro de Arte suscribió hasta 94 contratos con la ETT para resolver, a través de trabajadores temporales, cuestiones básicas de funcionamiento y utilería. Los últimos dos contratos, fechados el 28 de diciembre, son de sendas sustituciones del puesto de recepción del centro por las vacaciones del personal. La ETT facturó 100,48 euros por los dos contratos.

Extracto del listado de contratos menores de Laboral Centro de Arte (2019) Laboral Centro de Arte

El montaje y desmontaje del mercadillo de Navidad (para el que se contrató, en cada ocasión a cuatro operarios), las sustituciones de personal por vacaciones o por permisos, el movimiento de mobiliario para la celebración de seminarios y talleres, ordenar los almacenes del centro o para refuerzos puntuales de personal ante inauguraciones o “acumulación de tareas” (como precisa un contrato del 26 de enero de 2019) son algunas de las tareas que la gerencia de Laboral Centro de Arte subcontrató a través de la ETT.

Algunos de los contratos tienen difícil explicación. El 11 de octubre de 2018, el centro gijonés suscribió dos acuerdos para que otros tantos empleados enviados por la ETT procediesen al “traslado de mobiliario y ordenadores desde Mediación hasta la Mediateca”. Esto es: mover unos ordenadores de una sala a otra del propio centro. La ETT facturó 12,59 euros por cada uno de los dos contratos.

Extracto del listado de contratos menores de Laboral Centro de Arte (2018)

Esta dinámica de contrataciones temporales se ha visto reforzada desde 2016 para acá. Ese año, Laboral Centro de Arte fue denunciado por siete exempleados que cumplían diversas funciones en las instalaciones, aunque no formaban parte de la plantilla: eran “falsos autónomos”. Después de que el patronato decidiese prescindir de sus servicios, los siete falsos autónomos denunciaron al centro ante la Seguridad Social, que un año después tuvo que abonar 250.120 euros para resolver todos estos conflictos laborales: 43.120 euros a los trabajadores (a los que los tribunales les reconocieron la improcedencia de sus despidos) y 207.000 a la Seguridad Social, en concepto de atrasos.

En 2015, los contratos de Laboral Centro de Arte con la ETT se limitaron a 19, en su mayoría para completar labores concretas como descargar un camión (el 29 de septiembre de 2015). Pero en 2016, ya sin los “falsos autónomos” en la plantilla, las contrataciones con la ETT se dispararon hasta los 60. El Centro de Arte había asimilado este procedimiento como un mecanismo para cubrir determinadas tareas de funcionamiento ordinario, principalmente de utilería. Una solución cuando menos controvertida, toda vez que el centro de arte arrastra, desde su misma inauguración, una deuda millonaria con el Gobierno central que no puede sufragar por sí misma, lo que ha llevado al Principado de Asturias y al Ayuntamiento de Gijón a hacerse cargo a partes iguales de los pagos de la deuda (con una letra anual de 303.617 euros), hasta su vencimiento, en 2023.

Extracto del listado de contratos menores de Laboral Centro de Arte (2017)

Laboral Centro de Arte cuenta actualmente con una plantilla formada por ocho trabajadores. Entre ellos, se incluyen dos contratos de alta dirección: el de la directora gerente, Lucía García (que percibía 54.796,28 euros brutos al año antes de la última subida de salario) y el de la directora de actividades, Karin Ohlenschläger (48.912,08 euros). El coste total de la plantilla es de 339.314 euros brutos al año, después de que el pasado invierno, en plena primera ola de la pandemia, se aprobase una subida lineal de todos los sueldos de un 3%.

Curiosamente, entre los contratos suscritos con la ETT figuran dos relativos al “acondicionamiento de espacio para las oposiciones de celador”, con fecha 22 de febrero de 2019. La ETT facturó 77,52 euros por cada uno de esos dos contratos.

Extracto del listado de contratos menores de Laboral Centro de Arte (2019)

Karin Ohlenschläger: "Noventa ordenadores me parecen pocos"


Las críticas por los gastos, las cuentas y las actividades que se desarrollan en Laboral Centro de Arte y Creación Industrial no han hecho más que arreciar tras desvelar LA NUEVA ESPAÑA la absoluta dependencia de las ayudas públicas del equipamiento. Ayer, en plena presentación de los proyectos premiados en la convocatoria LabJoven Los Bragales (que recayeron en Noemí Iglesias y Celia Viada), la responsable de actividad del centro, Karin Ohlenschläger, quiso salir al paso de las críticas asegurando que la deuda, “en dos años estará liquidada, y lo que se llama deuda es más bien una inversión”, apostilló, de la que “se han beneficiado los ciudadanos, porque lo que se invirtió en Gijón para generar estas actividades y talleres formativos han supuesto un uso constante de las instalaciones durante trece años”. Un proyecto, además, que “se concibió a largo plazo para contribuir a la transformación de una región que necesita nuevos estímulos de futuro”. 

La responsable enarbola los proyectos educativos, los talleres de formación y las visitas taller para rechazar críticas como el gasto llevado a a cabo para la adquisición de 90 ordenadores personales desde 2007, tal y como reveló LA NUEVA ESPAÑA. “Incluso me parecen pocos”, aseguró, porque “son equipos que se han puesto a disposición de jóvenes y mayores para formarse, aprender, compartir y crear, con una labor muy importante en este ámbito”, con “numerosas escuelas e institutos que se han beneficiado a lo largo de los últimos 13 años”. Por lo tanto, reflexionó, “la lectura meramente cuantitativa es distorsionada, debemos pensar para qué existen estas instalaciones; no somos un centro cerrado, sino un espacio abierto a un diálogo muy transversal”, recalcó.

Respecto a las pobres cifras en taquilla (Laboral Centro de Arte asegura haber registrado 23.225 asistentes a sus exposiciones en 2019, y pese a todo solo ingresó 158 euros por venta de entradas), Ohlenschläger sostiene que “estos proyectos se plantean a largo plazo y para nosotros la taquilla no es un objetivo” y que en los últimos cinco años “hemos hecho un esfuerzo muy grande por reconducir determinadas situaciones con unos resultados que no se pueden medir en cantidad sino en calidad, porque no somos un Reina Sofía, sino un espacio de enseñanza, investigación y creación en el que contamos con más de 300 usuarios cada semana que trabajan aquí y cuyos proyectos están circulando a nivel internacional”.

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