Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El escenario de Eurovisión.

Los perdedores del festival de Eurovisión toman la palabra

Sale a la venta el libro “Yo tampoco gané Eurovisión”, un recuerdo de todos aquellos cantantes que no ganaron el concurso pero que fueron, al menos una noche, el centro de atención del continente

Eurovisión era el salón de cualquier casa española en los años 70, por la noche. Una familia reunida en torno a la televisión, con la cena en el centro de la mesa; hay risas y comentarios jocosos mientras pasan uno a uno cantantes vestidos de manera estrafalaria, distinta, poniéndole letra a músicas que no escucharías jamás si no fuera por el ambiente “eurovisivo” que todo lo impregnara, combinadas con otras que te atrapaban, aquellas que se te quedaban en la cabeza y que tararearás durante días casi sin querer, mecánicamente, al borde del colapso. Eurovisión era acostarte tarde, era tener algo que compartir con unos padres de otra generación, una tregua; era la batalla de las puntuaciones, los nervios, los cabreos, el representante español cantando como nunca y perdiendo como siempre, era la jurado francesa votando “Guayomini di puá” ("Royaume Uni, dix points") dejándonos sin recompensa un año sí y otro también, sempiterno. Un trauma generacional. Ríete tú.

Los tiempos han cambiado una barbaridad pero Eurovisión permanece, distinta, pero permanece y la dinámica sigue siendo prácticamente la misma en las familias fieles al evento. Aunque con un envoltorio distinto, más digital, más versión 3.0, el regalo sigue siendo el mismo: una excusa para reunirse, parar y respirar un poco en estos tiempos de velocidad supersónica. Para entender el presente a través de lo que ocurrió en el pasado Javier Adrados y Patricia Godes bucean en la historia de Eurovisión desde sus inicios y nos traen “Yo tampoco gané Eurovisión” (Libros Cúpula), el libro que recuerda y homenajea a todos aquellos artistas que representaron a España en Eurovisión pero que también habla de todos aquellos que no han ganado el concurso, españoles y extranjeros. Grandes artistas, jóvenes valores o perfectos desconocidos: cantantes y compositores que han creado canciones a veces más emocionantes, divertidas y memorables que las que triunfaron, a través de sus propios testimonios.

Patricia Godes requiere poca presentación aunque haya tenido menos reconocimiento del que merece su trayectoria como periodista musical, de tendencias y cultura popular desde el pistoletazo inicial de “la movida madrileña”, a la misma altura que los que trascendieron y forman parte del recuerdo popular. Aunque eso daría para otro libro: y no es este: “En Eurovisión hay 64 años de música, de escándalos, de reivindicaciones, de canciones increíbles y de horteradas absolutas, de nuevas ideas y de ideas rancias. En definitiva, un espectáculo televisivo de primera magnitud y que merece la pena investigar. Es cierto que ya hay varios libros sobre el tema: incluso tesis doctorales, pero en castellano había muy poco”.

La aventura la comenzó Javier Adrados en solitario, como aquellos esforzados de la ruta del ciclismo de antaño, los gregarios que se metían entre pecho y espalda la kilometrada de su vida, escapados del pelotón, con el único fin de llegar a la meta en solitario. En este caso, la kilometrada son 56 años de canciones y la meta, la ingente cantidad de trabajo y de horas empleadas, encuadernadas, al fin, a todo trapo y en color. Javier, que ya había publicado la biografía autorizada de “Mecano”, junto a Carlos del Amo, la del grupo “La Unión” u otro sobre la revista “Super Pop”, entre otras muchas cosas, vio en Eurovisión otro flanco al que poder “atacar” con éxito:

“Nos fijamos más en los perdedores por varia razones pero, la principal, es porque lo que me apetecía era recalcar la participación de los cantantes españoles, que han perdido en casi todas sus apariciones, incluso muchas veces tildadas de ridículas. Para mí, el Festival de Eurovisión es como una competición, pero una competición de las que “mola”. En la televisión, hay mucho apoyo al deporte (por poner un ejemplo), pero no tanto por la música. Si la música tuviese más apoyo en los medios, estoy seguro que muchos de nuestros artistas competirían en las listas de éxitos mundiales”.

Patricia, que comenzó con el encargo de realizar “sólo” el prólogo del libro, vio cómo el confinamiento de principios de marzo de 2020 lo cambió todo (incluso el desarrollo inicial del libro) y pasó a co-escribir con Javier este homenaje a los que no triunfaron en el festival:

“Hay grandes canciones salidas de Eurovisión, como, por ejemplo “Volare”, “Love is Blue”o “Touch the Wind”, que han tenido éxito fuera del Festival. Pero ha habido otras como las de Mia Martini o la de Peppino di Capri (y otras muchas más) que no han sido ganadores y que son simplemente maravillosas .Hay tantas canciones buenas entre las perdedoras como entre las ganadora. Mejor dicho: ¡más! Por pura estadística, además”.

Muchos años, mucha música, muchos protagonistas: un trabajo casi arqueológico que había que pensar y planificar y repartirse a la perfección para que los que se quedaran olvidados por el camino fueran los menos y que la información que quedara al final fuera la más precisa y completa: 

“Patricia ha aportado al libro todo lo que yo no sé si hubiera sido capaz de hacer solo. Así que yo me he dedicado a hablar con los artistas, una cosa que me encanta. Pero curiosamente los dos íbamos viendo que con un poco más de esfuerzo por parte de los dos, el libro podría llegar a ser una (casi) enciclopedia, y así lo hemos hecho al final. También es verdad que la editorial cuando fue viendo el resultado, nos animaba a más y más”.

“Nos fuimos repartiendo el trabajo ‘como buenos hermanos’- ríe Patricia-. A medida que lo íbamos escribiendo fuimos viendo nuevos ángulos de la misma historia que podíamos reflejar en el libro. Yo me puse con la parte social y política. Cuando la terminé resulta que Javi dijo: “¿Sabes qué te digo? Que voy a entrevistar a todos”. Y yo dije: “¡Pues hago un diccionario de todas las figuras internacionales que no ganaron!”. Luego pensamos que había que dedicar un sitio a los ‘eurofans’ y Javi les buscó y les mandó las preguntas. Nos faltaban los representantes de TVE fallecidos y alguno que no habíamos podido encontrar… Y fui yo quien dijo: ‘Si hemos llegado hasta aquí hay que buscar a sus hijos, hay que buscar a quien pueda contarnos algo’. Quisimos que hubiera una parte con nuestros recuerdos. Total que, después de tanto tiempo, quedaba un batiburrillo de lo más deshilvanado, así que me puse a reescribirlo para dar un tono homogéneo y que fuera fácil de leer”.

Todo esto y mucho más es “Yo tampoco gané Eurovisión”, la historia de un festival que despierta pasiones encontradas pero que nunca deja indiferente a nadie. Desde aquel jueves a finales de mayo del año 1956 en el teatro Kursaal de Lugano en donde se celebró el primer festival, ganado por la cantante Suiza Lys Assia con el tema “Refrain”, hasta el día de hoy muchas son las historias y muchos los cantantes que han desfilado por esta 64 ediciones de Eurovisión, un acontecimiento musical que evolucionó al mismo tiempo que los estilos y las modas de cada época. Un lugar al que acudir para ver cómo fuimos, cómo somos y vislumbrar cómo seremos.

Y, mientras todo eso pasaba, la solicitud de Javier y Patricia para que dos personajes fundamentales en la historia de Eurovisión o, al menos, en la historia española en Eurovisión, participaran en el libro surtían efecto y Massiel y Salomé mandaron sus cartas a los autores para que aparecieran en el libro, todo un master sobre lo que significa la victoria en el festival y lo que eso supuso posteriormente para la vida de las artistas, contada de primera mano. Otro incentivo más, por si aún no lo teníais claro.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.