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Fernando Beltrán, emoción en las aulas

Los alumnos de 16 institutos de Leganés dedican al poeta asturiano “una hermosa celebración de la luz y la poesía como palabra útil”

Fernando Beltrán, en el centro con bufanda, posa con alumnos y profesores tras el acto.

Fue “una hermosa celebración de la luz, el reencuentro y la palabra poética como palabra útil”. El poeta y nombrador asturiano Fernando Beltrán vivió ayer en Leganés un día que “nunca podré olvidar”. No es para menos: los alumnos de 16 institutos de Educación Secundaria durante los cursos 2019-2020 y 2020-2021 rindieron ayer un emocionante homenaje al escritor con la presentación del libro “Los lápices de Ikea”, que recoge su trabajo de colaboración con Beltrán durante unos meses de emociones afiladas.

El Centro Municipal Las Dehesilla acogió el acto –aplazado un año por la pandemia, que no entiende de versos ni de besos– en presencia del alcalde, Santiago Llorente, y la concejala de Educación, Inmigración, Discapacidad, Infancia y Juventud, Virginia Jiménez. Asistió una representación de 60 alumnos y varios profesores, además de la esposa y la hija del homenajeado y amigos como Miguel Munárriz. Beltrán (Oviedo, 1956) pudo coger en sus manos “Los lápices de Ikea”, con poemas escritos a partir de alguno de los creados por él, y, también muchas ilustraciones inspiradas en ellos.

Portada del libro “Los lápices de Ikea”, hecho por los alumnos.

Portada del libro “Los lápices de Ikea”, hecho por los alumnos. Tino PERTIERRA

Quiso la casualidad, o el azar de la poesía que cura, que la jornada se celebrara coincidiendo con el Día Internacional de la Enfermería, y Beltrán eligió para sellarla con un fragmento del poema “Tacto”, del libro “La curación del mundo”, un “homenaje personal a esas manos que sin manos se acercaban a mí”. Se refiere Beltrán a los días sin luz que sufrió al ser atrapado por el covid en marzo de 2020.

El profesor y filósofo Alejandro Tarantino también participó en el homenaje a un hombre que, ha afirmado, “enhebra su escritura como lo hacen los panaderos (Ángel González), con la boca, probando la vida…, y seguir probándola por indicios: el ajetreo del hospital en la pandemia, los ruidos de la noche en la ciudad de Madrid, la memoria silenciosa de las calles de Oviedo y el amor en ellas…, nombrar es catar el pensar de lo impensado, porque toda experiencia personal es un trasunto de la alteridad a la que se dirige, porque todo es voluntad de potencia por y como amor”.

“Fue todo muy guapo”, relató Beltrán a LA NUEVA ESPAÑA aún conmovido. “Empezó con un ¡viva el 12 de mayo! por la emoción del reencuentro, algo que ha costado tanto volver a reunirse”. Un vínculo muy especial creado y coreado durante unos tiempos muy duros que el escritor llenó de poesía enviando vídeos con lecturas de sus obras. “Algunos poemas que leyeron los alumnos fueron impresionantes, superando incluso a los del homenajeado. Una solemnidad entrañable con un corro de gente”. Dos de los participantes confesaron que decidieron ser poetas por la inspiración de esos vídeos. Beltrán les dio las gracias a ellos: reconforta saber que lo que hiciste y compartiste es útil: “Cuando ya curé un poco, mirando atrás me dije que me vino de maravilla esa comunicación, porque estaba como en otro mundo, sin poner tanta cabeza en la recuperación, que fue interminable, porque cada vez que cantaba victoria volvía a recaer”.

Leyó 14 poemas seleccionados por sus lectores. Y luego, los alumnos hicieron lo propio con sus versiones. El creador, recreado. Los profesores también dieron su versión para reconocer que se sintieron muy acompañados, sobre todo por la ilusión que se extendía entre los jóvenes con los vídeos, “una manera de abrigarse muy hermosa. Hubo mucha gente interviniendo online, no solo presencial. Un vídeo de los alumnos de educación especial nos puso la carne de gallina. Precioso”. “Entre el vértigo y la belleza transcurrió la mañana”, resumió Beltrán. Durante el coloquio, un alumno preguntó “a bocajarro qué se pierde en la vida con la poesía, dedicándose a ser poeta”.

¿Y qué respondió el poeta?

“Le conté lo que se gana más que lo que se pierde, aunque evidentemente también se pierden cosas con la poesía. No es un oficio fácil porque está la belleza y está el vértigo. Está el abrirse por dentro y complicarse la vida cuando las cosas van bien y vuelves a poner las carnes sobre la mesa. Es muy difícil enamorar a la gente joven por mi oficio, empujarla a algo tan duro. Así que cómo respondes a algo así. Les muestras las dos caras de la moneda, porque cuando eliges el cajón de las bufandas también estás eligiendo el cajón del frío”.

Ayer solo hubo calor.

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