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Hoy es siempre todavía Gaspar Llamazares Político

“La política me dejó porque rechazo el populismo, pero la vocación no desaparece”

“Si en 2022 hay una inmunidad global del 50%, la pandemia será endemia, como la gripe, con efectos cíclicos soportables”

Gaspar Llamazares, en Oviedo. | | MIKI LÓPEZ

Gaspar Llamazares (Logroño, 1957), licenciado en Medicina, hijo de médico, criado en Salinas (Castrillón), afiliado al PCE en 1981, secretario general de Izquierda Unida de Asturias en 1998 y coordinador general nacional de 2000 a 2008. Entró de diputado de la Junta General del Principado de Asturias en 1988 y salió del Congreso de los Diputados en 2015, tras 15 años. Fundó Izquierda Abierta (integrada en IU) y fracasó con Baltasar Garzón en la plataforma Actúa, “voz de la izquierda que no se siente representada ni por el PSOE ni por Podemos” en 2017. Se dio de baja de IU en 2019.

–Estoy bien, en el análisis político, no en el activismo; sin el peso de la púrpura, a veces excesivo en la vida interna de los partidos, y sin su adrenalina.

–¿Y el bajón de adrenalina?

–Con el síndrome de abstinencia habitual, sin temblores, pero con una ansiedad que no se correspondía con la actividad que tengo.

–¿A qué se dedica?

–Escribo artículos y participo en tertulias. La presentación de mi libro “La izquierda herida” acabó en el Club Prensa Asturiana por la pandemia, que me aleja de la realidad más de lo que deseo. Estoy en mi tercer libro en pandemia.

–¿Tiene título?

–“Pandemónium”. Va de la interconexión de dos pandemias: la infecciosa y el populismo. La gestión de la pandemia en España solo se explica a la luz del tiempo populista. En otras condiciones habría sido gestionada como una afección universal con ciencia y cooperación política. Ha sido un elemento de confrontación política, lo que nos ha hecho perder oportunidades y las lecciones que debemos extraer de las fortalezas y debilidades de la salud pública y la sanidad española.

–Dos cosas diferentes.

–La sanidad española es, fundamentalmente, de atención reparadora de enfermedades, hospitalaria y tecnocrática. La salud pública tiene por objetivo la población en general. Lleva un siglo menospreciada. Hecha la ley de 2011, hecho el vacío. La derecha gobernante no creía en ella y no la desarrolló y ahora acusa al Gobierno de no tener los instrumentos que le negó. La política de salud pública es global.

–¿Lo dice por la pandemia?

–Se vio antes. La OMS tiene escasas competencias y un presupuesto indigno. En España creíamos que la medicina se hacía en los hospitales con tecnología y farmacopea, que en los centros de salud se atiende a enfermos crónicos y a viejos y que la salud pública era cosa de países subdesarrollados con enfermedades infecciosas.

–¿Y ya no?

–La atención primaria es la base de un sistema sanitario, que tenemos poco dotado, y la pandemia llevó al hospital todo porque no sirvieron las trincheras de la salud pública internacional para contener el inicio de la pandemia ni la de los estados miembros la UE.

“El 15M trajo una concienciación importante y una representación política frustrante”

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–¿Pasará igual con la vacuna?

–La abordamos como cuestión nacional y productiva, pero esta pandemia y las futuras serán globales y de supervivencia. Es precisa una investigación mundial mancomunada, no tan condicionada por prioridades de mercado. Es absurdo generalizar en España la vacuna a los menores de 40 años sin vacunar a los mayores de 60 en el mundo. No hay inmunidad de grupo si no es global. Si logramos en 2022 una inmunidad global del 50% la pandemia será una endemia, como la gripe, con efectos cíclicos soportables. Si no, será un azote de la humanidad.

–¿Cómo lo hizo el Gobierno?

–Aquí había un subdesarrollo de la salud pública y un exceso de confianza –“tenemos la mejor sanidad del mundo”– y se han pagado caro. El exceso de confianza es generalizable al modelo europeo. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) es de chichinabo: tenemos un centenar de funcionarios; el estadounidense nos multiplica por 100, también en presupuesto. Europa tiene el mismo modelo tecno y farmacológico y, en mucha menor medida, preventivo. Se vio en la falta de equipos de protección cuya producción, junto a las vacunas y fármacos, hemos sacado fuera. Ya pasó con las vacas locas, la gripe A, el ébola y el SARS.

–¿Qué hizo la oposición?

–La excepción española fue la estrategia de desestabilización, que tiene que ver con la pandemia populista y con la no aceptación de la censura y de los resultados electorales del PP. No hubo cooperación en el ámbito estatal y se usaron las autonomías como ariete.

–¿Le pica el niqui de volver?

–La causa de que la política activa me dejara está en mi rechazo al populismo, pero soy político y esa vocación no se quita. Soy un militante sin partido, estoy atento y no me considero jubilado.

–¿Le estimula Más Madrid?

–Tuvo premio hacer la política de los ciudadanos, no la de la agitación. Eso intentó Actúa, con visión anticipada y, por tanto, errónea. Después de 10 años de indignación se ve la diferencia entre la toma de conciencia política, muy importante, y la representación política, una frustración.

“El problema de Más Madrid es que tiene el mismo origen que Podemos”

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–Pero entró en el Gobierno.

–Sí, pero sin cambios políticos de fondo porque esos, si no son compartidos, duran una legislatura. El populismo antepone el gesto y la polarización. En Madrid el populismo tuvo éxito con el lema de la libertad y las terrazas y la política de los cuidados a los ciudadanos tuvo un buen resultado electoral. El problema es que Más Madrid tiene el mismo origen que Podemos. Parte de la indignación ha transitado de Podemos a la abstención y de ahí a Vox, porque era antisistema.

–¿Qué hace el fin de semana?

–Tenerlo. Me he adaptado a los horarios de mi mujer, psiquiatra en CTI de La Corredoria. Hago compras, limpio y me especialicé en lavaplatos. Antes no podía hacer nada, aunque nunca he sacrificado la vida personal a la política.

–Su hija Gema es periodista.

–Lleva temas de covid en “Al rojo vivo”. Tiene 28 años. Salió cabeceando del 15M al oír “PSOE, IU, PP, la misma mierda es”.

–¿La avisó sobre el oficio?

–Le hicimos una encerrona con periodistas del congreso, precarios, coordinados por Pepe Morales, jefe de prensa del grupo de IU. Le dijeron que esto no tenía futuro pero eso la estimuló. Es de resistencia.

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