La aclamada violinista moldava Valeria Zorina firma uno de los discos de música clásica más exquisitos y rompedores del año: “Soundmaps. Extended realities”. Magia en las cuerdas con obras de Ysaÿe, Biber, Aguirre, Von Vecsey, Platini y Saint-Sëns. “Un trabajo sin precedentes” para Zorina porque se trata de joyas musicales que ven por primera vez la luz y que, promete, tendrá presentación en Asturias, tierra con la que mantiene fuertes vínculos emocionales: su padre es el gran violinista Yuri Nasushkin, profesor del Conservatorio Superior del Principado de Asturias y fundador y director del “Ensemble Ars Mundi, que llegó a Asturias desde Moldavia en el año 1990 para realizar una actividad profesional, artística y pedagógica.

–¿Qué le aporta este disco?

–Llevaba incubando la idea de una grabación así ya un tiempo. Desde hace años llevo incluyendo obras con afinaciones distintas, obras crossover, sonoridades y timbres poco habituales en mis programas. Me entretiene y me aporta visiones cada vez más amplias del mundo sonoro, acústico y hasta filosófico. Por no hablar del reto técnico-mecánico desde el punto de vista del virtuosismo violinístico.

–¿Qué quiere comunicar?

–A través de cada obra, siendo todas y cada una de ellas afinadas con scordaturas propias y a raíz de ello llevándonos a las resonancias del instrumento cada vez nuevas, comunico un ambiente tímbrico cada vez único y creo con cada obra una determinada realidad acústica. Es muy curioso hasta desde el punto de vista científico. Atravesado el disco se forman sistemas de coordenadas donde por un lado está la línea del tiempo y por el otro las ofrecidas variantes sonoras. Geometrías sonoras se les podría llamar también. Presenta un abanico de las obras con scordaturas durante los seis siglos de música: XVI–XXI. Es un trabajo sin precedentes, teniendo todas estas obras dentro del mismo CD. Además las dos composiciones del siglo XXI están dedicadas a mí. Y es su primera salida a la luz.

–¿Qué es la scordatura?

–Se me ocurre una imagen de una autopista de 4 carriles en la misma dirección, que son nuestras 4 cuerdas del violín. Y hay un plan de viaje, un camino y un punto de llegada, que es el resultado, el efecto de la obra. Scordatura es cuando para llegar al objetivo de nuestro camino, se nos presentan uno o varios carriles a niveles distintos, a través de los cuales percibimos los paisajes, la velocidad de la vibración del aire, la sonoridad del viento y de los frenos, la línea del horizonte cada vez dentro de una realidad variable. Y el intérprete, que es el que maneja el volante, está siempre despierto y listo a reaccionar a lo inesperado.

–¿Hacia dónde nos conduce su mapa de sonidos?

–Hacía toda una geografía de ambientes, moods, estados de consciencia (desde el Crucifijo de Biber a la Adoración de Aguirre). Como un recorrido histórico–acústico desde el teatro medieval, pasando por el mundo de fotografía en sepia y llegando a las tecnologías cinematográficas modernas. Y todo con la voz del violín y con la luz que atraviesa el tiempo.

“En los tiempos que vivimos no hay ninguno de nosotros que pueda llamarse no valiente”

–Comunicadora o creadora.

–Más comunicadora dado que soy intérprete y no compositora. Pero el hecho de crear comunicando a través de mi instrumento es la realidad de cada instante a la hora de transmitir desde el escenario. Y más aún con el material de obras que tenemos aquí, cuando las sistemas de afinación cada vez nuevas, te presentan campos a conquistar y libertades a aprender a desenvolverte dentro de ellas.

–Su relación con el violín es...

–Muy física. Y todos lo hacemos así. Solo que a unos les es más consciente que a otros. Todos percibimos el mundo a través de nuestros cuerpos y asimismo tocamos nuestros instrumentos.

–¿De qué forma la música le permite moldear el tiempo?

–La música brinda la ilusión de vivir el momentum de la obra como una unidad temporal propia y única. Donde el tiempo fluye de la manera elegida por nosotros mismos. Es mágico.

–¿Qué música le viene a la cabeza si piensa en Asturias, donde actúa con frecuencia?

–De la lluvia y de las olas.

–¿El mayor desafío del disco?

–He tenido que usar tres violines. Hemos tenido dos días y medio para grabar. Y eran 7 scordaturas diferentes. Un solo instrumento no aguantaría tanta “movida”. Simplemente se “irían” las cuerdas a todas partes y la limpieza de la afinación se vería muy afectada. Las cuerdas tienden a volver a su afinación habitual. A no ser que tengas un instrumento a lo largo de unos días con las cuerdas afinadas a una determinada distancia no habitual, pero constante. Asimismo el instrumento tiene tiempo a estabilizarse dentro de su nueva realidad. Pero tantos días no teníamos y cada violín tuvo que aprender a obedecer y a aguantar varios cambios en un tiempo récord.

–¿La concentración en un disco, igual que para un concierto?

–A la hora del tocar, sí. Siempre pido que se edite con los menos cortes posibles. De manera que la idea y la trayectoria de la frase fluya su curso natural y escogido en el momento.

–Para conectar con público...

–No hay un funcionamiento extra para conectar con el público. Es lo que eres. Cuando nos encontramos en la vida de día a día dentro o fuera de la música ya estamos conectados. Y cuanto más tenemos para trasmitir, a menudo hasta no verbalmente, más interacción alcanzaremos. Es la presencia.

–Valeria viene de Valiente.

–En los tiempos en los que vivimos no hay ninguno de nosotros que pueda llamarse no valiente. Así que, que se ponga de moda el nombre.