Conocí a Paz a través de Rosa, (mi esposa), porque fue compañera cuando se incorporó al departamento de Bioquímica a finales de los años 70 para realizar la tesis doctoral. Allí se encontró con la profesora Suárez que, según me dijo, daba las clases muy bien y mucho aprendió de ella para luego seguir sus pasos en su actividad docente. Rosa le tenía un gran aprecio, incluso colaboró como secretaria del departamento cuando ella era directora. Además, a través del contacto que tuve con ella, cuando yo era Vicerrector de Investigación, a finales de los 90, me permitió comprobar que era una persona íntegra, con un carácter muy fuerte, necesario para liderar cualquier proyecto; no buscaba nada para ella y solo miraba por el bien de la institución. No hacia política como otros pero era capaz, como se dice coloquialmente, de cantarles las cuarenta a cualquiera por el bien de la Universidad, incluso si era al Rector o al Presidente del Principado.

En mayo de 2008, como algunos recordarán, fui elegido Rector. En las quinielas que se hacían para formar mi equipo de gobierno no aparecía Paz por ninguna parte. Como era su costumbre, ella no participaba en campañas electorales ni en pedir ni en buscar votos para nadie. Por eso fue la sorpresa cuando apareció su nombre para dirigir el Vicerrectorado de Ordenación Académica, con un misión extraordinariamente importante y urgente. En seis meses se tenían que adaptar los planes de estudios a Bolonia y no había nada hecho. Su trabajo, junto con su equipo, consiguió, a base de mucho esfuerzo, tiempo y trabajo hacer lo que parecía casi imposible: que llegásemos a tiempo para enviar los distintos planes de los grados en diciembre al Ministerio. Por supuesto que lo conseguimos gracias a su liderazgo. Enseguida se ganó el respeto de todo el equipo.

Otra demostración de su gran valía fue el trabajo que realizó junto con otros miembros del equipo en la planificación del proyecto que presentamos para conseguir el campus de excelencia internacional (CEI), en noviembre de 2009, que yo creo ha sido el mayor o uno de los mayores hitos conseguidos por nuestra Universidad. Mas tarde, para cumplir los objetivos que habíamos planeado creamos el nuevo Vicerrectorado del CEI y volví a confiar en ella para que llevara a cabo el trabajo y el Ministerio avalara nuestro trabajo. Su forma de actuar y de trabajar con su gente consiguió los resultados satisfactorios esperados, abordando acciones difíciles como el reagrupamiento de centros, que luego fue elegido modelo en otras universidades. Enseguida se ganó Paz el reconocimiento de gran parte de la comunidad universitaria y el respeto del equipo rectoral. Algunos miembros del equipo le llamaban con mucho cariño y reconocimiento la “jefa”.

Vicente Gotor y Paz Suárez Rendueles EUROPA PRESS

En mayo de 2012 cuando fui reelegido Rector, le planteé otro reto importante. Había que acometer algunos cambios en el Vicerrectorado de Investigación para su mejor funcionamiento. Así, que una vez cumplidos los objetivos del CEI, redujimos el número de Vicerrectorados por la crisis con el fin de optimizar recursos, y le pedí a Paz que se hiciera cargo del Vicerrectorado de Investigación para que le diera un giro, entre otros, a los servicios científicos técnicos para hacerlos más trasparentes y efectivos. Aceptó a la primera sin poner ninguna objeción, y como siempre leal a la institución y a todos nosotros como miembros del equipo de gobierno. Junto con Nieves, su directora de área, (hoy Viceconsejera de Medio Ambiente y Cambio Climático), realizaron un gran trabajo durante los cuatro años que estuvo al frente del Vicerrectorado, ganándose una vez más la confianza y el respeto de todo el personal.

Hasta aquí he comentado la excelente labor que llevó a cabo Paz durante los ocho años en los diferentes Vicerrectorados. Por otra parte, en el Departamento de Bioquímica, del que fue directora, no pasó desapercibido su trabajo, ayudando a todos, especialmente a los jóvenes, sin crispación y sin sectarismo, como era ella, muy objetiva en todas sus decisiones. Además de realizar una excelente labor investigadora, destacó especialmente en su labor docente. Me decían que era la que mejor explicaba y a los alumnos de Medicina les hacía mas fácil superar la asignatura de Bioquímica, que era una de las más difíciles en primer curso de la licenciatura. Paz dedicó una gran parte de su vida a la Universidad de Oviedo, desde sus inicios en la licenciatura de Química, para luego realizar la tesis doctoral, realizar una estancia posdoctoral en Alemania y regresar a nuestra Universidad.

Paz tenia dos pasiones: una fue el trabajo por y para la Universidad de Oviedo, sin embargo, su gran pasión, era su familia, especialmente sus sobrinos. Tutorizó a casi todos en sus estudios y siempre tenía una gran preocupación por ellos, les ayudaba y aconsejaba en sus distintas etapas de su educación, les dedicaba todo el tiempo que le dejaba la Universidad. Una de las últimas veces que hablé con ella me decía que estaba muy ocupada, porque estaba con clases de inglés y haciendo deberes con un sobrino-nieto.

El 29 de abril de 2022 va a ser siempre un día triste para mí, cuando Mónica, su sobrina médica y que tan unida estaba a su tía, nos comunicó la triste noticia: Paz acababa de fallecer. Aunque lo esperábamos, no resulta fácil aceptar tan lamentable perdida. Hemos perdido a una amiga, a una gran compañera, a una gran universitaria y una excelente persona. Pero por encima de este reconocimiento académico, fruto de sus méritos profesionales, destacaba, su liderazgo, su seriedad por el trabajo, su fuerte carácter en el trabajo y su afán por ayudar especialmente a alumnos y familia.

Aunque estaba jubilada desde hace pocos años, creo que la Universidad de Oviedo ha sufrido una gran pérdida con su fallecimiento por el legado que dejó. Con estas breves líneas quiero expresar mi admiración por su figura. Sin embargo, sus hermanos, sobrinos, amigos, discípulos y colegas nos podemos sentir orgullosos del paso de Paz por nuestra Universidad.