El Ministerio de Sanidad presentó ayer el número de teléfono 024, una línea gratuita, confidencial y pública de prevención de la conducta suicida. El teléfono comenzará a funcionar hoy mismo, lo gestionará Cruz Roja y el objetivo es proporcionar 24 horas al día, los 365 días al año, ayuda a las personas con pensamientos o ideaciones suicidas, así como a sus familiares. La atención estará estructurada en forma de niveles y, cuando haya un riesgo alto, se alertará a los servicios de emergencia de la localidad.

“Es una medida muy bienvenida y que era necesaria”, sostiene Susana Al-Halabí, profesora del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo que ha realizado diversas investigaciones sobre el suicidio. “Para las personas que están en un momento de deseperanza tal que consideren la muerte por suicidio como la solución a sus problemas, es importante que tengan un sitio al que llamar para poder posponer la decisión o donde puedan sentirse atendidos en ese momento de urgencia. Y disponer de un teléfono estatal, corto, de fácil asimilación, es bueno”, dice Al-Halabí.

La puesta en marcha de este servicio llega con años de retraso y después de las peticiones reiteradas de asociaciones, profesionales sanitarios y partidos políticos, dado que el suicidio es una muerte evitable. El pasado septiembre la primera gran manifestación contra el suicidio entregó en el Ministerio de Sanidad un millón de firmas exigiendo medidas urgentes de prevención, la contratación de más profesionales especializados en la sanidad pública y la puesta en marcha de una atención telefónica que prometió, por primera vez, el Gobierno en 2019.

Sin embargo, la llegada de la pandemia retrasó la aprobación de la Estrategia de Salud Mental, que vio la luz el pasado diciembre y que, por primera vez, incluye un plan integral de prevención del suicidio.

Los números hablan por sí solos y tienen a Asturias como una de las comunidades con más incidencia del problema. La pandemia ha dejado tras de sí el récord de 3.941 muertes por suicidio en el 2020, un 7,4% más que en 2019. Esta cifra implica que casi once personas cada día se quitan la vida, a las que hay que sumar otras 220 que lo intentan y no lo consiguen o las seis personas que, de media, sufren en el entorno la situación, los llamados supervivientes. Y las ideas suicidas han subido especialmente entre los adolescentes. Según un estudio español, el 19% de los jóvenes entre 14 y 19 años deseó su muerte en el último año, un 7% lo planificó y un 4,6% intentó quitarse la vida.

Por ello, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha señalado que el teléfono llega en un momento muy necesario y supone “un gran paso (...) ante una amenaza silenciada”.

Pero Susana Al-Halabí, además de dar la bienvenida a la línea de teléfono, advierte que tan importante como el servicio es que ante este problema de salud pública “se garantice la calidad del servicio, y esté bien atendido por profesionales de la psicología que tengan formación en prevención de conductas suicidas. Y eso ya sabemos que no es una medida sencilla. Y, además, al hablar de un teléfono de atención en crisis, hablamos de una medida que está dentro de una estrategia global de prevención para personas en riesgo. Quiero decir que hay muchas medidas de prevención del suicidio anteriores, que aún no se han dado, y que pueden ser tanto o más importantes que un teléfono de emergencia. Es muy bienvenido, como digo, pero un teléfono, por sí solo, no es suficiente”, recalca la experta.